Hay hambre y sed de una vida digna sin que las familias tengan que desgastarse por subsistir, expresó el presbítero de la Diócesis de Villarrica, padre Blas Arévalos, en la homilía que siguió este miércoles al comienzo la víspera de los homenajes a la patrona de la nación guaraní, informó el diario Última Hora.
El sacerdote pidió a los cientos de participantes en esta jornada, bajo el lema “La Eucaristía: La oración más importante de la Iglesia” (sacramento del pan y el vino instituido por Cristo en la Última Cena), evitar que los indígenas sean expulsados de sus tierras y lograr que tengan una vida plena.
“Muchas familias –subrayó- tienen que dedicar gran parte de su tiempo y energía para conseguir una alimentación deficiente e insuficiente. Nuestra Iglesia debe profundizar su compromiso en la erradicación de la pobreza”.
«¿Los indígenas –se preguntó el presbítero- tienen que ser expulsados por cualquier cosa? Demasiada tierra hay acá. Pero no pensamos –advirtió- en el sufrimiento de ellos. Perdimos el sentimiento, la capacidad de llorar por los demás. A los hermanos más pequeños tenemos que cuidar para que vivan mejor”.
Autoridades católicas paraguayas calculan que el novenario de este 2023, que concluirá el 8 de diciembre, concentrará a más de un millón de peregrinos nacionales y extranjeros que asistirán a los festejos por el aniversario de la Virgen de Caacupé, iniciados este 28 de noviembre.
La cifra de visitantes de los 17 departamentos del país y del resto del mundo superará las de años anteriores alrededor de la Basílica Menor de Nuestra Señora de los Milagros, o de Caacupé, considerada la capital espiritual del país, declaró el intendente de esa localidad, Diego Riveros.
El novenario iniciado el martes incluye a personalidades eclesiásticas nacionales como el propio obispo de Caacupé, Monseñor Ricardo Valenzuela; Gabriel Escobar, del Vicariato Apostólico del Alto Chaco; Adalberto Martínez, Arzobispo Metropolitano de la Santísima Asunción; y Miguel Caballero, obispo de Concepción.
La Basílica de Nuestra Señora de los Milagros o de Caacupé, que funciona como catedral católica de la ciudad del mismo nombre y es sede de la diócesis creada como prelatura territorial en 1960, fue ascendida a su actual estatus en 1967 mediante la bula «Rerum catholicarum» del papa Pablo VI.
El Santuario de la Virgen, una variante de advocación mariana de la Inmaculada Concepción, fue inaugurado el 8 de diciembre de 1765 y devino lugar de peregrinación en Caacupé, palabra derivada del guaraní ka’a kupe, que significa «detrás de la hierba».
La ciudad de ese nombre, a 54 kilómetros al oeste de Asunción, es la capital del suroccidental Departamento de Cordillera, y funciona como centro religioso de la fe cristiana católica del país.
El novenario se extiende hasta el 8 de diciembre porque es día de la Inmaculada Concepción de María, cuando cientos de miles de ciudadanos de distintas latitudes acuden a la ciudad en peregrinación para rendir homenaje a la Virgen de Caacupé.
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