Los médicos de la mayor de las Antillas llegaron a Haití en diciembre de 1998, luego de que los huracanes George y Mitch provocaran más de 400 víctimas mortales y dejaran sin hogar a unas 167 mil personas.
Arribaron entonces un centenar de cooperantes cubanos para atender la compleja situación sanitaria del país caribeño.
Se hacía realidad así uno de los sueños del líder histórico de la Revolución, Fidel Castro, y nacía otra muestra de la solidaridad de la mayor de las Antillas con naciones vulnerables del planeta.
Además del ciclón George, los colaboradores también estuvieron durante las intensas inundaciones en la ciudad de Gonaïves y el terremoto de 2010 por el cual fallecieron más de 200 mil personas, y dejó graves secuelas en miles de víctimas. También durante la epidemia de cólera que tuvo un saldo de más de 10 mil vidas, el azote del huracán Mathew en la región sur y en fecha más reciente la pandemia de la Covid-19, en la cual como en casos anteriores contaría con el apoyo de la Brigada Henry Reeve.
Cuando el 14 de agosto de 2021 un terremoto de 7,1 grados de magnitud en la escala abierta de Richter, el segundo mayor en una década, sacudió el sur del país, los médicos cubanos se movilizaron para socorrer a los heridos.
Y es que a diferencia de otros cuerpos sanitarios que luego se trasladaron a las zonas afectadas, la brigada de Cuba ya estaba ahí, e incluso como sucedió con muchos pobladores, también sufrieron afectaciones en las viviendas donde residían o los hospitales en los que trabajaban.
Hoy, en medio de la compleja situación que sufre Haití con el auge de la violencia y de los grupos armados, los médicos, enfermeras, técnicos y otros especialistas de Cuba siguen fieles a su compromiso.
Atienden pacientes, realizan operaciones, clínicas móviles y transmiten sus conocimientos a través de cursos y capacitaciones.
Cumplen el sueño de Fidel de no abandonar Haití, y de ofrecer médicos y no armas.
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