El portal Brasil de Fato indica que en la misiva aparece la demanda de realización de una Cumbre de los Pueblos en la 30 Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP30), prevista para celebrarse en noviembre de 2025, en Belém, capital del norteño estado de Pará.
Tal documento fue entregado en la COP28, en Dubái, Emiratos Árabes Unidos, al presidente Luiz Inácio Lula da Silva de manos de la integrante del llamado Grupo Carta de Belém, Maureen Santos.
En el texto, los signatarios relatan su decisión de construir un «amplio proceso autónomo de la sociedad civil organizada denominado Cumbre de los Pueblos de la COP30».
Santos explica que el principal objetivo será promover los debates que se elaboran sobre justicia climática.
«Pensando la Amazonia, pero haciendo conexiones también con otros biomas de Brasil y otras luchas populares del país, de América Latina y de los espacios globales», indicó.
La carta fue entregada conjuntamente con ministros, incluyendo Marcio Macedo, de la Secretaría General de la Presidencia, y las titulares Marina Silva, de Medio Ambiente y Cambio Climático, y Sonia Guajajara, de los Pueblos Indígenas.
«Reconocemos los procesos históricos y existentes de construcción de la convergencia popular en la Amazonia y de la solidaridad entre los pueblos del mundo frente a los impactos de la crisis climática y que los mismos no llegan de la misma forma para todos», apuntan las organizaciones en el escrito entregado a Lula.
Refieren que «vivimos una coyuntura de grandes desafíos en un contexto de crisis ecológica, climática y de civilización».
Sostienen que frente al avance de la extrema derecha en el mundo y contradicciones que aún persisten entre otras vertientes políticas, el debate climático es especialmente crucial desde el punto de vista de la construcción de luchas comunes y para el avance en el proceso de interconexiones entre los movimientos sociales, redes y alianzas de la sociedad civil.
La Cumbre de los Pueblos de la COP30 reunirá a cientos de organizaciones de la sociedad civil demandando una agenda común socioambiental y climática del gobierno brasileño y del resto del mundo, subrayan los suscritores.
Prometen trabajar en los próximos dos años para que esa Cumbre de los Pueblos dé seguimiento a los procesos históricos de luchas populares latinoamericanas y la COP30 sea un marco para enfrentar la profunda desigualdad socioambiental y el racismo estructural que vivimos, y avancen las políticas comunes frente a la crisis climática.
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