El portavoz de la cancillería, Wang Wenbin, subrayó que bajo el amparo de la «inmunidad extraterritorial», Washington actúa de manera imprudente «a pesar de autoproclamarse como defensor de la paz y la estabilidad regional».
Asimismo, el vocero recordó que según las estadísticas del gobierno de la prefectura de Okinawa, hasta finales de 2020 las fuerzas estadounidenses estacionadas allí estuvieron vinculadas a más de seis mil casos de delitos penales y alrededor de 800 accidentes de vuelo.
«El avión de transporte Osprey, que se estrelló en esta ocasión, ha estado involucrado en varios accidentes graves en el pasado, resultando en heridos o desaparecidos», señaló.
El vocero instó a la parte norteamericana a asumir una actitud seria y responsable, atender las preocupaciones de la población local, realizar una investigación exhaustiva sobre las causas del siniestro y contribuir a la paz y la tranquilidad en la región.
El Osprey CV-22 se estrelló el miércoles pasado cerca de la isla de Yakushima durante una misión de entrenamiento con ocho militares estadounidenses a bordo.
De fabricación norteamericana, se trata de una aeronave híbrida que aterriza y despega en vertical, como un helicóptero, pero durante el vuelo puede girar sus hélices hacia adelante y viajar mucho más rápido que un avión convencional.
Los Osprey estuvieron envueltos en varios accidentes en el pasado en Japón, donde se mantienen en las bases militares estadounidenses y niponas.
Japón solicitó a Washington la suspensión de todos los vuelos de esa aeronave hasta que se garantice su seguridad.
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