En la reunión de dos días, encabezada por el ministro de Agricultura anfitrión, Esteban Valenzuela, participaron representantes de Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, México, Paraguay, Perú y Uruguay.
El territorio chileno es uno de los más afectados por estos desastres, y entre los siniestros mayores se encuentran los ocurridos en 2017 en el centro-sur, cuya propagación se vio potenciada por la velocidad del viento, las elevadas temperaturas y la baja humedad.
Según datos publicados aquí, entre 1970 y 2022 más de 10 millones 800 mil personas sufrieron el impacto de estos fenómenos, la mayoría de ellas en Brasil, sobre todo en la Amazonía.
Para Valenzuela, son necesarios cambios estructurales y hacer un esfuerzo por la agricultura regenerativa, ya que a veces esta es parte del problema con las quemas y algunas faenas que pueden contribuir a la propagación de las llamas.
Christian Little, director ejecutivo de la Corporación Nacional Forestal, consideró necesaria una mayor cooperación internacional y apoyos recíprocos porque indudablemente –dijo- el continente está viviendo un escenario de cambio climático y debemos enfrentarlo de manera colaborativa.
De acuerdo con el Ministerio de Agricultura chileno, en el encuentro participaron, además, el director del Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres, Álvaro Hormazábal; la encargada financiera del Banco Interamericano de Desarrollo, Analía de La Rosa, y representantes de la cartera de Hacienda.
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