Sirvió, eso sí, para remarcar las diferencias entre el bloque de izquierda en el Gobierno de Pedro Sánchez, y el conservador Partido Popular (PP), liderado por Alberto Núñez Feijóo.
Podemos, que se desmarcó ayer de la alianza Sumar y en lo adelante votará en el Congreso de Diputados dentro del grupo mixto de partidos, y en las antípodas, el ultraderechista Vox, buscaron sus propios espacios.
Sin embargo, en esencia el rifirrafe mayúsculo siguió entre Feijóo y Sánchez, quien es además el secretario general del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) por dos temas, la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y la propuesta de una ley de amnistía.
Feijóo justificó la renuencia durante cinco años del PP a renovar el CGPJ al subrayar que antes debe reformarse la ley y dejar las elecciones internas a los propios jueces, algo que al PSOE no le parece e insiste en primero cerrar el proceso.
Luego, la próxima semana arrancarán los debates en la Cámara Baja, estamento en el cual el Gobierno impulsará la tramitación de un proyecto de ley de amnistía para independentistas catalanes actualmente en prisión.
Fue crucial en las negociaciones entre el PSOE y el partido nacionalista Junts por Cataluña para que este último le diera los votos a Sánchez y así repetir su mandato al frente del Palacio de la Moncloa.
Aunque la Carta Magna tiene un significado especial para los españoles, salvo los seguidores del ultraderechista partido Vox, este año aparece en los titulares de prensa como punto de discordia a partir de los intentos del Gobierno de establecer una ley de amnistía.
La presidenta del Congreso de Diputados, la socialista Francina Armengol, hizo un llamado a la concordia y al apego a la Carta Magna, y ponderó el respeto y el debate dentro de la diversidad de puntos de vista.
«Lo que no está de ninguna manera en discusión es nuestra total obligación de cumplirla. Deberíamos acatar todos y cada uno de sus preceptos, pero la realidad es que quedan asignaturas pendientes», admitió Armengol.
Al abundar sobre el asunto, apuntó que «la Constitución de la concordia es la que nos une ante el mínimo intento de alterar la convivencia. Porque en nuestra Constitución no están escritos la crispación, el desprecio o el enfrentamiento. Porque nuestra ley de leyes sigue siendo la cura más efectiva contra la discordia».
La fecha recuerda que el texto supremo del país ibérico fue adoptado el 6 de diciembre de 1978, como un pilar clave en la transición democrática de España tras el final de la dictadura franquista.
Subraya el deseo del pueblo español de consolidar un Estado democrático que garantice la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político, además de admitir la diversidad cultural, lingüística y territorial del país.
mem/ft
