Por Nara Romero Rams
Corresponsal jefe de Prensa Latina en Etiopía
El estallido de los enfrentamientos el 15 de abril en Sudán a causa de contradicciones en medio de un proceso de integración de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), lideradas por Mohamed Hamdan Dagalo, vicepresidente del Consejo Soberano de Transición (CST), al seno de las Fuerzas Armadas, y el jefe del Ejército y presidente del CST, Abdelfatá al Burhan, encendieron las alarmas en la región.
Ambos con grado de general, se disputan el control del país después del derrocamiento en 2019 del presidente Omar al Bashir, una situación que demandó la intervención de la IGAD y del resto de los miembros (Etiopía, Djibouti, Eritrea, Kenya, Uganda, Somalia y Sudán del Sur) en la búsqueda de una solución pacífica.
Fue así que en mayo pasado el secretario ejecutivo del ente regional, Workhen Gebeyehu, recibió al enviado especial del presidente del CST, Dafalla Elhaj Ali, para dialogar sobre la situación en Jartum.
Gebeyehu reafirmó en ese momento el compromiso con la iniciativa de la IGAD que pedía un alto el fuego y con las decisiones de la cuadragésimo Asamblea de Jefes de Estado y de Gobierno realizada el 16 de abril que también solicitó un cese inmediato e incondicional de las hostilidades.
En uno de los primeros pasos tras el estallido de la crisis en territorio sudanés, la IGAD decidió enviar una misión de paz de alto nivel encabezada por el presidente sursudanés, Salva Kiir Mayardit, acompañado por sus homólogos de Djibouti, Ismael Omar Guelleh, y de Kenya, William Ruto. Gebeyehu agradeció la propuesta de Mayardit, mediador principal de la misión de paz de alto nivel por sus esfuerzos para comprometerse con Al-Burhan y Dagalo para cesar las hostilidades y nombrar representantes para un diálogo.
De igual modo, elogió a la Asamblea de la IGAD por coordinarse con otros esfuerzos regionales e internacionales para trabajar por un Sudán estable y pacífico en el mejor interés de su pueblo y de la región.
Dando seguimiento al conflicto en Jartum, con un alto costo de vidas humanas, desplazados y daños económicos, se decidió que Addis Abeba acogiera en julio la reunión de Jefes de Estado y de Gobierno del Cuarteto IGAD (Etiopía, Djibouti, Sudán del Sur y Kenya) para buscar una solución pacífica.
La reunión presidida por el primer ministro etíope, Ahmed, correspondió a un acuerdo adoptado durante la decimocuarta sesión ordinaria de la Asamblea de Jefes de Estado y de Gobierno del ente regional realizada en junio en esta capital.
En la declaración final de esa reunión, se acordó establecer una cooperación con otros actores implicados en la búsqueda de la paz, como la Unión Africana, las Naciones Unidas, la Liga Árabe y la Unión Europea, así como Estados Unidos y Arabia Saudita.
Fue así como en octubre Gebeyehu participó en calidad de cofacilitador en las conversaciones celebradas en Jeddah, Arabia Saudita, sobre un alto el fuego duradero. La organización política africana, el reino saudita y Washington también enviaron a sus representantes.
El compromiso de apoyar esas consultas con las partes interesadas sudanesas para convocar un diálogo político integral, inclusivo y liderado por los sudaneses fue ratificado por la IGAD, en nombre de los casi nueve mil fallecidos, la mayoría civiles, y de los siete millones de desplazados.
Pese a los esfuerzos para una resolución inmediata y duradera, la inestabilidad continuó, de ahí que Gebeyehu reiteró en noviembre ante la UA el llamado al cese el fuego inmediato e instó a la comunidad internacional a apoyar las negociaciones por la paz.
Durante su intervención en la sesión ministerial del Consejo de Paz y Seguridad, ofreció una actualización sobre las negociaciones en Jeddah y su firme compromiso de apoyar un proceso de diálogo dirigido y propiedad de civiles para ayudar a Sudán a salir del conflicto.
Convocó a los países vecinos y amigos de Sudán a coordinar mejor y redoblar los esfuerzos de mediación, además de prestar todo el apoyo al pueblo sudanés para participar plenamente en un diálogo político inclusivo hacia la formación de un gobierno civil de transición.
Instó a la comunidad regional e internacional a unirse para movilizar y extender asistencia humanitaria al sufrido y ahora olvidado pueblo sudanés y ejercer más presión sobre las partes en conflicto para que silencien las armas y regresen a la mesa de negociaciones.
PAZ, SEGURIDAD Y DESARROLLO REGIONAL
La decimocuarta reunión ordinaria de la Asamblea de Jefes de Estado y de Gobierno de la IGAD de junio pasado, resultó la más importante para el ente regional africano, un espacio para debatir temas críticos para la paz, la seguridad y desarrollo regional.
Además de los líderes de los Estados miembros, asistieron los representantes de la Unión Africana, miembros de la comunidad diplomática y representantes de las Naciones Unidas y la Unión Europea en una revisión exhaustiva del tratamiento de esos temas y la discusión de estrategias para lograr el desarrollo sostenible en la región.
Una vez concluida la Asamblea, fue extendido por cuatro años más el cargo de Workneh Gebeyehu como secretario ejecutivo y Djibouti asumió la presidencia del ente regional.
La declaración oficial elogió al jefe del gobierno etíope por su liderazgo en lograr el acuerdo de cese de hostilidades con el Frente de Liberación Popular de Tigray y silenciar las armas en el norte del país desde noviembre de 2022 y reveló la adopción y firma del Tratado de la IGAD que confirmó el estatus de Comunidad Económica Regional para la organización y su alineación con otras similares.
En consonancia con lo acordado en ese cónclave, Kenya acogió en julio la evaluación de la segunda fase del Fondo de Respuesta Rápida (RRF) que apoya los proyectos de mitigación de conflictos en los Estados miembros.
Los participantes fueron convocados a comprometerse abiertamente para extraer lecciones que serán utilizadas para fortalecer el futuro trabajo de respuesta y alerta temprana para mitigar la inseguridad persistente en la región. Otro de los objetivos de trabajo de la Autoridad para el desarrollo regional impulsado durante el año fue el enfoque unificado de visas para fomentar las transferencias de habilidades y los flujos de capital en la Reunión Consultiva de Visa Única realizada en agosto pasado.
El secretario ejecutivo Workneh Gebeyehu explicó que ese documento electrónico unificado se alinea perfectamente con principios fundamentales y daría vida a los instrumentos políticos como los protocolos de libre circulación y trashumancia.
“Los invito a imaginar conmigo una región de la IGAD donde los empresarios se mueven sin esfuerzo para aprovechar oportunidades, donde los investigadores colaboran sin problemas en proyectos innovadores, donde los turistas visitan libremente todos nuestros diversos paisajes y atracciones”, enfatizó.
Por otra parte, la seguridad de las rutas migratorias, el mejoramiento de las vidas de los migrantes y las comunidades de acogida mediante la creación de oportunidades económicas también ocupó al ente regional africano en 2023.
Esos temas concentraron los debates de la cuarta reunión anual del Comité Directivo del Fondo Regional de Migración que sesionó en octubre pasado en esta capital. Según fuentes oficiales, desde 2012 la IGAD está a la vanguardia del desarrollo de políticas regionales para gestionar el tema.
Según fuentes oficiales, ese fondo regional para la migración es uno de los mecanismos más confiables y visibles para abordar no sólo los desafíos, sino también las oportunidades que surgen de la migración.
Desde su creación en 2019, ha ganado espacio como uno de los programas de la IGAD que aborda e interviene directamente en las causas fundamentales del desplazamiento forzado y la migración irregular en la región.
La Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo es una organización económica y de integración del África Oriental creada en 1996 para reemplazar la Autoridad Intergubernamental sobre la Sequía y el Desarrollo.
Intenso fue el trabajo este año que, además de la resolución del conflicto en Sudán que queda pendiente para el 2024, analizó los efectos del cambio climático, la prevención y enfrentamiento a todas las manifestaciones del terrorismo, así como nuevas formas para fomentar el crecimiento económico en el Cuerno de África.
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