En un artículo que escribió y fue publicado en The Wall Street Journal, McCarthy dijo que abandonará su escaño en el Congreso a finales de este mes.
“Sin importar las dificultades o el costo personal, hicimos lo correcto. Eso puede parecer pasado de moda en Washington estos días, pero el lograr resultados para el pueblo estadounidense todavía es algo que se celebra en todo el país”, señaló el político de California.
Explicó que ese espíritu es el que lo impulsó a abandonar la Cámara Baja al término de diciembre porque pretende “servir a Estados Unidos de otras formas” y anticipó que su “trabajo apenas comienza”.
Sin dudas, la salida de McCarthy es un duro golpe para la ya estrecha mayoría republicana en la Cámara de Representantes pues deja al actual presidente de ese órgano del legislativo, Mike Johnson, con poco margen de maniobra para tratar de aprobar leyes en 2024.
Según el exspeaker de la Cámara Baja, seguirá “reclutando a las mejores y más brillantes personas de nuestro país para que se postulen a cargos electos”.
La anunciada partida de McCarthy, antes de las elecciones especiales del 13 de febrero para sustituir al expulsado representante George Santos, reducirá la mayoría republicana a 220 miembros, frente a 213 demócratas.
Por lo tanto, los republicanos solo podrían perder tres votos antes de necesitar el apoyo demócrata para pasar en el pleno cualquier iniciativa legislativa.
McCarthy fue destituido el pasado 3 de octubre a partir de una moción promovida por ocho congresistas del ala más conservadora de la Cámara de Representantes, encabezados por Matt Gaetz.
Tal minoría, que contó con el apoyo del voto demócrata, forzó la salida de McCarthy. El derrocamiento de un presidente de la Cámara Baja es algo que nunca antes había ocurrido.
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