«Yo soy realmente una mala persona», expresó el convicto cuando tuvo la posibilidad de hablar en la audiencia después de los desgarradores testimonios de familiares de las víctimas y de los sobrevivientes, y poco antes de escuchar la sentencia.
Crumbley, que tenía 15 años cuando abrió fuego y mató a cuatro compañeros de clase el 30 de noviembre de 2021 en Oxford High School, Oxford, dijo, además, que «nadie lo habría detenido» aquel día.
Durante la lectura del juez Kwamé Rowe en una corte de la ciudad de Pontiac, el acusado se mantuvo la mayor parte del tiempo con la cabeza baja, según se observó durante la transmisión en vivo de la sesión.
En octubre de 2022, el atacante se declaró culpable de un cargo de terrorismo con resultado de muerte, cuatro cargos de asesinato en primer grado y otros 19 cargos.
Crumbley ultimó a tiros a Madisyn Baldwin, de 17 años; Tate Myre, de 16; Hana Santa Juliana, 14; y Justin Shilling, de 17, pero también resultaron heridas otras ocho personas, entre ellas un profesor.
Aunque fue hallado culpable de asesinato en primer grado, delito que de forma automática lo hizo elegible para pasar el resto de su existencia tras las rejas, su edad requirió una audiencia adicional para determinar si procedía esa pena.
El magistrado Rowe advirtió en su momento que Crumbley no mostraba potencial para la rehabilitación y que sus crímenes no tenían “características de juventud” por lo que podía ser sentenciado a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.
Consta que el joven cometió la matanza con el arma de fuego que fue supuestamente comprada por sus padres James y Jennifer Crumbley, quienes enfrentan cargos de homicidio involuntario.
La sentencia se conoció justo dos días después del tiroteo que dejó el miércoles tres víctimas fatales en la Universidad de Nevada, Las Vegas, el número 80 en una escuela de Estados Unidos en lo que va del año, 29 de los cuales ocurrieron en instituciones de la enseñanza superior.
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