Su influencia se deja sentir especialmente en áreas urbanas de Montevideo y zonas fronterizas, y ocupa la atención de la prensa, el debate político y preocupación de la población.
Así lo considera un artículo en el medio de comunicación independiente La Diaria, que tiene la firma de la doctora en Economía por la Universidad de Barcelona Magdalena Domínguez, investigadora de la Escuela de Londres de Ciencia Económica y Política.
El estudio menciona la creciente percepción de inseguridad y de vulnerabilidad entre los ciudadanos.
Toma en cuenta un informe reciente de la Usina de Percepción Ciudadana, según el cual el 56 por ciento de los encuestados indicó que la seguridad en el país es mala o muy mala, mientras el 69 por ciento percibe un aumento en los homicidios.
A la par, detrás del crimen organizado están las rapiñas y extorsiones a negocios locales que crean incertidumbre e inciden en la estabilidad financiera y el crecimiento económico a nivel comunitario, añade.
Ello también provoca falta de inversión en esas zonas e impacta en el mercado laboral. Estudios económicos han mostrado que las personas que viven en zonas controladas por pandillas tienen menos bienestar material, ingresos y educación, según la publicación.
Añade que los jóvenes en esas áreas son particularmente sensibles pues son empujados hacia actividades ilícitas en busca de ingresos, perpetuando así un ciclo vicioso de crimen, la pobreza y baja escolaridad.
El reporte toma en cuenta evidencia regional según la cual las escuelas expuestas a la violencia de grupos criminales sufren un mayor ausentismo docente, rotación de directores y cierres temporales de planteles.
jf/ool