Los Estados miembros del bloque de integración latinoamericano y caribeño alertaron que dichas acciones “solo promueven escenarios de desestabilización de los procesos democráticos” en los que los pueblos decidieron libremente su camino. La Alianza reiteró el compromiso con la “defensa de la soberanía nacional sin injerencias externas” y rechazó toda medida basada en los postulados de la Doctrina Monroe, de naturaleza colonizadora e injerencista.
Denunció que, a sus 200 años, esas premisas “siguen utilizándose para justificar acciones intervencionistas en América Latina y el Caribe”.
El ALBA-TCP ratificó que corresponde exclusivamente a los pueblos y a sus instituciones legal y democráticamente constituidas tomar las decisiones que consideren pertinentes.
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