La doctora del capitalino Hospital Roosevelt Débora Monzón situó en declaraciones a la prensa local el alza de menores quemados por cohetes y fuegos artificiales durante esta etapa en un siete por ciento.
Estas emergencias representan pacientes con lesiones de alta profundidad, es decir, que necesitan injertos o que pierden algún miembro del cuerpo por causa de una explosión, remarcó la especialista.
El pasado mes atendimos cinco niños por este tipo de accidentes, describió, mientras precisó que la edad está entre los 4 y 6 años.
En cuanto las partes del cuerpo con mayores lesiones por causa de la pirotecnia, incluyó manos y miembros inferiores.
La recuperación de un paciente con este tipo de quemaduras severas –apuntó- suele tardar entre dos a seis meses, dependiendo de la gravedad del caso.
El Ministerio de Salud y Asistencia Social destaca que nueve de cada 10 quemaduras presentadas entre la población son prevenibles.
La pirotecnia también afecta la visión, pues el jefe de la Clínica de Trauma Ocular, José Romero, refirió hasta ahora seis cirugías completadas.
En promedio llegan 60 personas en diciembre a la Unidad Nacional de Oftalmología, la mitad debemos operarlas, acotó.
Los daños más frecuentes son causados por morteros, cohetes, estrellitas, bengalas y artefactos que al prenderse la mecha salen disparados por el aire.
“Como la pirotecnia no se puede controlar al 100 por ciento, la mitad de los pacientes que vienen ni siquiera están quemándola, sino que son espectadores”, enfatizó el oftalmólogo.
Los expertos exponen una serie de recomendaciones debido a que las festividades de Navidad y fin de año, que en Guatemala inician el 7 de diciembre con la tradicional Quema del Diablo, aumentan el uso de juegos y artefactos pirotécnicos.
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