Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la tasa de desocupación podría cerrar 2023 en 6,3 por ciento como promedio, lo que supondría un retorno a los niveles previos a la pandemia de la Covid-19.
Pero la relativa mejoría no será sostenible en 2024, cuando el índice de desempleo probablemente crezca otra vez, hasta ubicarse entre 6,5 y 6,8 por ciento, indicó la evaluación.
Tras alcanzar una proporción de 10,6 por ciento en 2020, el indicador bajó a 7,2 por ciento en 2022 y se espera otro ligero descenso en 2023, aunque en un contexto menos calidad del empleo y los salarios.
Durante los tres primeros trimestres de 2023, la tasa de desocupación promedio fue de 6,5 por ciento y, al incluir los efectos estacionales propios del mercado laboral regional, puede considerarse para el año completo un porcentaje en torno al 6,3, detalló el análisis.
En un escenario de desaceleración económica con menor tasa de inflación, la creación de nuevos empleos podría continuar en 2024, pero estaría signada, a juicio de la OIT, por la generación de puestos informales sin la debida protección social.
De acuerdo con la institución, la pérdida de poder adquisitivo de los ingresos laborales hace que «el fenómeno del trabajador pobre» pueda seguir creciendo en la región; es decir, la cantidad de personas en la miseria aun teniendo un empleo.
“Se proyecta un escenario altamente complejo que demanda la implementación y fortalecimiento de un conjunto integral de diferentes tipos de políticas”, recomendó la entidad en el informe “Panorama laboral en América Latina y Caribe 2023”.
A la luz de la situación internacional, es previsible “un escenario macroeconómico complejo para las economías de América Latina y el Caribe caracterizado por reducidas tasas de crecimiento económico, limitado espacio fiscal, tasas de inflación elevadas, altos niveles de endeudamiento y mercados financieros internacionales menos líquidos”, juzgó el estudio al considerar las proyecciones para 2024.
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