El acceso a insumos para paliar necesidades básicas como la alimentación y los cuidados de la salud quedó seriamente interrumpido, indicó el organismo, tras una nueva avalancha de desplazamientos forzosos.
Unos 30 mil habitantes tuvieron que escapar de la segunda mayor ciudad de Sudán, Wad Madani, en el Estado de Aj Jazirah, en otra ola de desplazamiento a gran escala después de que los enfrentamientos se extendieran a esa zona, señaló la institución.
“Se trata de una tragedia humanitaria de proporciones inmensas, las cuales vienen a profundizar la grave crisis humanitaria que el país está atravesando”, juzgó la Directora General de la OIM, Amy Pope.
La intensificación de los conflictos y los desplazamientos “ponen de relieve la urgencia de una resolución pacífica, la necesidad de un cese al fuego y una sólida respuesta para evitar una catástrofe aún mayor”, juzgó la funcionaria.
Desplazados por el conflicto han procurado refugio en varios Estados vecinos, pero muchos están viviendo al aire libre, en albergues improvisados, en escuelas, o en las comunidades de acogida.
“Por más de ocho meses las personas en Sudán han sido obligadas a soportar la brutal realidad del conflicto. Sus vidas han sido sacudidas, sus familias han quedado separadas, y sus sueños de un futuro en paz han quedado en ruinas”, agregó Pope.
La incesante violencia, resumió, “devastará aún más a este país y desestabilizará a toda la región”.
Luego de los más recientes movimientos forzosos, la población total de personas desplazadas de Sudán supera los 7,1 millones, estimó la fuente.
Más de 1,5 millones de personas han escapado a países vecinos, “una cifra impactante en un país que está tambaleándose por el conflicto, la inseguridad alimentaria y el colapso económico”, consideró la OIM.
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