Desde el pasado 25 de diciembre los habitantes de la zona iniciaron un paro en reclamo de promesas que «lamentablemente no fueron cumplidas en administraciones anteriores por falta de voluntad política», indicó Petroecuador.
En un comunicado emitido este fin de semana, la ministra de Energía y Minas, Andrea Arrobo, señala que asumirá la responsabilidad de corregir dichas omisiones y asegurará que cada comunidad reciba la atención y los recursos merecidos.
“Estamos comprometidos a ejecutar proyectos que mejoren la calidad de vida de cada ciudadano”, añadió la titular.
Según Petroecuador, entre los ofrecimientos a cumplir a corto plazo están: movilización de maquinaria para mejoras del terreno, conexión a internet, entrega de alimentos, toldos, cobijas y medicina, así como un convenio para proyectos de alcantarillado y vivienda.
No obstante, la empresa aclara que el Ejecutivo no cederá a presiones que pongan en riesgo la producción petrolera, pues generan «graves consecuencias económicas» para el país.
Tras la paralización, el reinicio de la perforación tomará tres días, aunque los pozos ya están encendidos este domingo.
La compañía petrolera informó que de esa forma se levanta la cláusula de fuerza mayor, declarada el pasado 28 de diciembre para evitar multas por la suspensión de actividades en el área.
La protesta provocó, según Petroecuador, la reducción de unos 17 mil barriles de petróleo por día.
La producción de crudo de Ecuador cerrará 2023 por debajo de lo proyectado, con aproximadamente 474 mil barriles diarios, es decir, 40 mil menos de lo previsto.
Para 2024, el sector deberá enfrentarse al cierre del bloque petrolero ITT, ubicado en el Parque Nacional Yasuní, mismo lugar donde se encuentra el campo Ishpingo.
El pasado mes de agosto la ciudadanía votó a favor del fin de la extracción en esa zona, considerada una de las más biodiversas del planeta.
oda/avr