«Con el corazón encogido, pero con un profundo amor por Harvard, les escribo para comunicarles que voy a renunciar a mi cargo de presidenta», escribió Gay en una carta dirigida a la comunidad de esa casa de altos estudios, que dirigía hace solo seis meses.
La dimisión «difícil más allá de las palabras», dijo en la misiva al advertir que «cuando se recuerde mi breve presidencia, espero que se vea como un momento de despertar a la importancia de esforzarnos por encontrar nuestra humanidad común, y de no permitir que el rencor y el vituperio socaven el proceso vital de la educación».
También señaló que «ha sido angustioso que se haya puesto en duda mi compromiso de hacer frente al odio y mantener el rigor académico -dos valores básicos que son fundamentales para lo que soy- y aterrador ser objeto de ataques personales y amenazas impulsadas por la animadversión racial».
En una carta enviada este martes, la Corporación de Harvard -órgano de gobierno de la universidad- defendió a Gay y dijo que aceptaba su renuncia «con pesar».
La directiva se vio afectada en parte por un presunto escándalo de plagio y desafortunada comparecencia ante el Congreso el mes pasado, en la que ella y otros presidentes de universidad no dieron las respuestas que se les exigían acerca del tema judío en el contexto de ánimos inflamados por la guerra de Israel contra la resistencia palestina en Gaza.
El anuncio de Gay marca el final para la primera presidenta negra y la segunda mujer en los casi 400 años de historia de la Universidad de Harvard.
A inicios de diciembre dejó el cargo Liz Magill, presidenta de la Universidad de Pensilvania, quien renunció voluntariamente a la dirección de la escuela Ivy League luego de una ola de críticas por su testimonio sobre el antisemitismo en Capitolio.
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