El observatorio de la entidad instalado en el lugar describió condiciones desfavorables en el cráter Mackenney, las cuales continúan en forma de desgasificación con columnas de vapor de agua y otros gases magmáticos a baja altura.
Estos se desplazan hasta un kilómetro a favor del viento, detalló el Insivumeh, y descartó incandescencia, explosiones o retumbos.
“Las estaciones sísmicas alrededor del volcán registran algunos eventos de desgasificación y colapsos o caídas de bloques hacia el interior del cráter”, remarcó.
Al Instituto Guatemalteco de Turismo pidió instruir a sus agencias, guías y visitantes sobre los peligros que representa el ascenso a las áreas peligrosas.
Sumó también a las de los volcanes Santiaguito, Fuego y Acatenango, así como la permanencia en estos sectores.
El primero sigue con actividad en el domo caliente, desgasificación de débil a moderada de forma continua, elevando columnas de vapor de agua y otros gases magmáticos a alturas de 300 metros sobre la cúpula.
En cuanto al volcán de Fuego, el Insivumeh indicó que hubo explosiones débiles, moderadas y algunas fuertes, las cuales elevaron columnas de gas y ceniza de color gris, que se desplazan de forma variable hacia el noroeste y norte.
Debido al peligro de la caída de balísticos incandescentes por la actividad explosiva de este está prohibido acercarse a las zonas de «La Meseta» y «El Camellón» del Acatenango, pues pueden causar lesiones y quemaduras graves, enfatizó la entidad.
Los volcanes cubren gran parte de la geografía de este país por la localización en el Cinturón de Fuego del Pacífico, con al menos 324 de estas estructuras.
El Instituto Geográfico Nacional destaca únicamente 32, la Federación local de Andinismo refiere que son 37, mientras que el Insivumeh considera los 287 restantes “focos eruptivos”.
El de Fuego es el más activo de América Central, tiene una altura de tres mil 763 metros sobre el nivel del mar y se encuentra descubierto por arriba de los mil 300.
Este pervive como el escenario de una catástrofe inimaginable, ocurrida el 3 de junio de 2018, su mayor erupción en el nuevo milenio.
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