El edificio federal puede recibir visitantes por vez primera después de tres años y, según Pedro Puntual, secretario ejecutivo adjunto de la Casa Civil de la Presidencia, la reforma y reapertura del Planalto fueron una solicitud del presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Lula pretende devolver al público la posibilidad de conocer el predio diseñado por el arquitecto Oscar Niemeyer, una de las figuras clave en el desarrollo de la arquitectura moderna, e inaugurado el 21 de abril de 1960.
«El Palacio del Planalto tiene tres funciones: además de la sede del Poder Ejecutivo, todavía es un museo de arte, porque la gente tiene obras de valor histórico y artístico que fueron recibidas por los presidentes o forman parte de la decoración del palacio, y el edificio en sí es volcado, es patrimonio histórico de la humanidad», explicó Puntual.
Atrae, refirió, a estudiantes de arquitectura de todo el mundo. «Así que tenemos mucha demanda para este tipo de visita más técnica», detalló.
Para retomar las visitas, el Planalto pasó por mantenimiento y algunas reformas, además de un intenso proceso de recuperación del acervo artístico del local, hecho en colaboración con el Instituto del Patrimonio Histórico y Artístico Nacional, y la Universidad Federal de Pelotas, en el estado de Rio Grande do Sul.
Un trabajo necesario, especialmente después de la invasión y depredación del inmueble, perpetrado el 8 de enero de 2023, señaló Puntual.
«El 8 de enero cambió un poco la forma en que la gente pudo abordar, un refuerzo de seguridad, exigió también una reparación de algunas obras. El edificio está en condiciones, todo el mundo le gusta recibir visitas con la casa en buen estado y tuvimos que hacer un proceso de mantenimiento correctivo», apuntó el secretario.
Una nota oficial indica que el diseño del Planalto impresiona por la pureza de las líneas, con gran poder dinámico en que dominan los trazos horizontales.
Tal edificio encanta por la belleza de las columnas, así definidas en las palabras de Niemeyer: «ligeras como plumas aterrizando en el suelo».
En la definición del extinto presidente Juscelino Kubitschek (1902-1976), «el Palacio del Planalto se asemeja a una caja de vidrio, a la espera de las orquídeas que en su interior deberán ser depositadas».
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