Ubicado en el departamento de León, a más de 100 kilómetros (km) al noroeste de Managua, este coloso de 726 metros (m) de altura sobre el nivel del mar debe su nombre al color de la arena volcánica presente en sus laderas.
Cuenta la leyenda que se formó de golpe una noche de abril de 1850, cuando se escucharon fuertes ruidos que aterrorizaron a los campesinos de la zona.
Según relatos, la erupción originó llamaradas y arrojó montones de materia derretida, y en una gran extensión a la redonda quedaron lajas dispersas de lava, semejantes a láminas de hierro recién fundido.
Otros escritos refieren un flujo de roca fluida corriendo hacia el oeste y la formación de un cono de ceniza de hasta 60 m de altura y 182 m de diámetro.
Con el paso de los años, el Cerro Negro tuvo amplia actividad volcánica y erupciones que completaron su formación. La última ocurrió del 5 al 8 de agosto de 1999, precedida por una fuerte e inusual sismicidad que causó fallas y grietas a distancias de hasta cinco km.
Actualmente, es un excelente destino para los amantes de los deportes extremos y referencia internacional para practicar sandboarding o deslizamiento en tabla sobre arena, además de ser un sitio espectacular para sentir la adrenalina al máximo.
Una cooperativa turística rural alquila tablas y trajes, mientras un guía enseña a escalar la cima, ascenso que dura de 45 minutos a una hora. Luego, el deslizamiento desde la cúspide del coloso hasta la ladera toma unos dos minutos, en dependencia de la velocidad que gane cada aventurero.
El Cerro Negro ha servido para que los deportistas establezcan marcas mundiales, como el francés Éric Barone, quien en mayo de 2002 logró récord de velocidad en bicicleta sobre arena volcánica al registrar 130 kilómetros por hora, una cota destrozada en un segundo intento con más de 163 km/h.
(Tomado de Orbe)