La ejecución generó críticas particularmente entre grupos religiosos y de derechos civiles, así como de expertos en derechos humanos de las Naciones Unidas, los cuales consideraron que probablemente se violó la prohibición de la tortura.
Después de perder las apelaciones de último minuto, la ejecución de Kenneth Smith, de 58 años, quien llevaba más de tres décadas en el corredor de la muerte esperando el cumplimiento de la condena por un asesinato a sueldo en 1988, se produjo la noche del jueves.
Su caso recibió mucha atención, además, luego de que un intento de ejecutarlo mediante inyección letal en 2022 fracasara cuando el personal de la prisión no pudo localizar la vena adecuada.
Testigos de los medios de comunicación en el instante del cumplimiento de la sentencia dijeron que Smith estuvo consciente durante varios minutos y luego pareció temblar y retorcerse en la camilla hasta que sus respiraciones profundas se hicieron más lentas y no fueron perceptibles.
Todo duró aproximadamente 30 minutos desde el momento en que comenzó la ejecución hasta que se notificó el deceso de Smith, al que le colocaron una máscara a través de la cual solo respiró el gas que le provocó la asfixia.
Estados Unidos rechazó su solicitud de bloquear la ejecución por una decisión de 6- 3, los tres votos disidentes fueron de los tres jueces liberales del tribunal.
La jueza Sonia Sotomayor estuvo de acuerdo en que los temores de Smith de sufrir un dolor «superagregado» y una agonía prolongada estaban justificados y que fue seleccionado como «conejillo de indias».
El consejero espiritual de Smith, el reverendo Jeff Hood, a quien se le permitió entrar en la cámara antes de que le pusieran la máscara y que participó en múltiples ejecuciones el año pasado, dijo que no esperaba ver a Smith con esos movimientos hacia arriba y abajo en la camilla.
«Quiero decir, realmente fue como ver a alguien ponerle una bolsa de plástico en la cabeza y simplemente ver qué pasa, y sostenerla lo más fuerte que pueda, durante el mayor tiempo posible, para observar a la persona resistirse y temblar», comentó Hood.
Advirtió que repetidamente expresaron en Alabama que el prisionero «no sería capaz de resistir el nitrógeno y que quedaría inconsciente en cuestión de segundos»; sin embargo, afirmó que eso no sucedió.
Joel Zivot, médico y profesor asociado de anestesiología en la Universidad Emory en Atlanta, anticipó su preocupación por los riesgos de la hipoxia de nitrógeno y la posibilidad de una asfixia lenta que podría «resultar en una muerte tortuosa», reportó NBC News.
Alertó que la idea de que administrar el método una vez no significa que haya sido probado porque aún no se ha evaluado en un entorno científico creíble e imparcial.
«Tenemos observaciones ahora y sabemos que tomaría más tiempo del que dijeron. Sabemos que se retorcía, lo cual sé que no indica nada bueno», subrayó Zivot.
El fiscal general de Alabama, Steve Marshall, informó la víspera que seguirán usando gas nitrógeno en las ejecuciones y se ofreció a ayudar a otros estados interesados en el procedimiento.
Marshall trató de disipar preocupaciones de que Smith no perdió el conocimiento tan rápido como se esperaba y tuvo algunas convulsiones, según testigos.
Alabama tiene 165 presos condenados a muerte. Marshall indicó que otras 43 personas también han elegido la hipoxia de nitrógeno en lugar de la inyección letal como su método de ejecución.
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