En una entrevista concedida a ese medio de prensa, el Sumo Pontífice expresó que “no me cansaré nunca de reiterar mi llamamiento, dirigido en particular a quienes tienen responsabilidades políticas. Detener inmediatamente las bombas y los misiles, poner fin a las actitudes hostiles”.
Francisco reafirmó que “la guerra es siempre y sólo una derrota, para todo el mundo. Los únicos que se benefician son los fabricantes y traficantes de armas”.
Hizo referencia a los conflictos bélicos que en estos momentos se desarrollan en el mundo, en particular al que tiene lugar en Ucrania, entre ese país y Rusia, así como a la guerra en Medio Oriente entre Israel y Palestina, ambos con graves consecuencias.
En relación con este último señaló que teme una escalada militar, pues ahora “se está ampliando dramáticamente” y consideró que “puede empeorar aún más las tensiones y la violencia que ya marcan al planeta”.
Expresó que, “al mismo tiempo en este momento estoy cultivando un poco de esperanza, porque se están manteniendo reuniones confidenciales para intentar llegar a un acuerdo”, y valoró que “una tregua ya sería un buen resultado”.
Sin embargo, si no se aplica el acuerdo de Oslo con la solución de dos Estados “la verdadera paz seguirá estando distante”, aseveró.
Sobre el papel que está jugando la iglesia católica para tratar de frenar esta guerra en la que, como consecuencia de los bombardeos de Israel contra la Franja de Gaza, murieron ya unos 26 mil palestinos, indicó que “una figura crucial es el cardenal Pierbattista Pizzaballa, patriarca de Jerusalén”, quien “está intentando decididamente mediar”.
En cuanto a las gestiones del Vaticano en torno al conflicto en Ucrania, recordó que “he confiado la tarea de esta complicada y delicada misión al cardenal Matteo Zuppi, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana” quien, según dijo “es bueno y experto” y realiza una labor diplomática para “construir un clima de reconciliación”.
A una pregunta acerca de los pilares sobre los cuales, en su criterio, se podría construir la paz mundial, el Papa enfatizó que “¡Diálogo, diálogo, diálogo!, y luego la búsqueda del espíritu de solidaridad y de fraternidad humana” pues “Ya no podemos matarnos entre hermanos y hermanas! ¡No tiene sentido!”.
mem/ort