La aspirante al Palacio Nacional del ahora Fuerza y Corazón por México, fue más precisa aun al asegurar que no invitará a desfilar a los ejércitos de Venezuela, Cuba o Nicaragua el 16 de septiembre en México, países que lo han hecho como otros muchos a lo largo del tiempo.
Subrayando su posición conservadora, también afirmó que, ante la bipolaridad en el mundo, y debido a que Rusia y China son dos naciones que intentan tener una mayor fuerza y presencia, México debe tomar una postura consecuente y fortalecer la relación con Estados Unidos.
A estas actitudes extremas, Gálvez las denominó su “brújula de valores” que, para sus críticos corren de forma bastante paralela a los de Javier Milei, el ultraderechista presidente de Argentina.
Lo más importante es que, por vez primera, la candidata única de la alianza del PAN y los partidos Revolucionario Institucional (PRI) y de la Revolución Democrática (PRD), revela su talante conservador y su verdadera lejanía del populismo que intentó demostrar en su precampaña electoral, y fracasó.
Gálvez, quien inicialmente se presentó como una heroína pobretona que se hizo empresaria millonaria vendiendo gelatina, abandonó definitivamente ese discurso poco creíble, y lo hizo en una reunión de la todopoderosa American Society México, que agrupa a empresarios estadounidenses privados.
A ellos les dijo que es poseedora de una mentalidad empresarial que la entiende el mundo, y trató de demostrarlo al colocarse a favor de los productores de maíz transgénico de Estados Unidos que litigan en paneles del Tratado de Libre Comercio con el gobierno de México para que abra las puertas a ese grano en la alimentación humana, lo que este país rechaza.
Cuestionó los razonamientos de los científicos mexicanos –los máximos conocedores de maíz en el mundo por ser una planta endémica nacional y el lugar con más variedades- y dijo sin presentar argumentos que la posición oficialista se vincula a las leyes mexicanas que impiden el uso de maíz modificado con una ideología y no con un tema científico.
Gálvez puso en aprietos a sus aliados del PRI y el PRD al afirmar que presuntas irregularidades en el abasto de medicamentos demuestran que “la corrupción sólo cambió de manos”, lo cual fue interpretado como una referencia al gobierno del expresidente Enrique Peña Nieto. Analistas locales están a la espera del enfoque público que el PRI y el PRD darán a las declaraciones conservadoras de Gálvez, toda vez que ambos partidos se proclaman como la verdadera representación de la izquierda en México.
Precisamente una de las principales causas de la salida de importantes grupos del PRI es haber cedido a las presiones del PAN en el caso de Xóchitl Gálvez, aceptarla como candidata única de la alianza, incumplir lo pactado de que fuera elegida mediante encuestas, y ser la primera vez que el partido más veterano de México no lleve candidato propio a la presidencia.
Hay mucha intranquilidad en las carpas de la oposición pues a solamente cuatro meses de las elecciones del 2 de junio, Gálvez no despega, aun cuando ella estima que avanzó en las encuestas seis puntos, pero la distancia que la separa de Claudia Sheinbaum sigue rondando un 20 por ciento.
La mayor preocupación de la alianza –e incluso puntualmente del PRI- es que la coalición Seguimos haciendo historia que encabeza Morena, gane la mayoría absoluta en el legislativo y le merme tanto su bancada en el congreso, que su representación quede demasiado baja. El PRI puede aumentar su subordinación al PAN y el PRD hasta desaparecer.
De allí que se diga que estas elecciones son las más importantes en muchos años porque el cuerpo dirigente de la nación, desde ejidos a la presidencia, pasando por ayuntamientos, asambleas municipales, alcaldías, gobernaciones, se renueva con la elección de 19 mil 746 cargos locales y 629 federales.
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