Según medios locales, las fuerzas aliadas de los dos países alcanzaron al menos 30 objetivos que -dicen- son de los grupos rebeldes de Yemen.
La embestida es distinta a las de Iraq y Siria la víspera: la primera (en Yemen) es una respuesta a las operaciones de esas milicias en el mar Rojo, mientras que las segundas ocurren tras la muerte de tres efectivos del Pentágono durante un ataque con aviones no tripulados en una base militar estadounidense en Jordania.
Pero ambos apuntan los grupos respaldados por Irán en Medio Oriente, alega Estados Unidos.
El pasado 11 de enero, el Departamento de Defensa utilizó aviones de combate y misiles crucero Tomahawk para golpes en Yemen, tras continuas amenazas de Estados Unidos a los rebeldes por las operaciones las fuerzas navales, misilísticas y aéreas no tripuladas en el mar Rojo.
Lo menos que necesita Biden es seguir alimentando focos de tensión que involucre a Estados Unidos, que ya tiene un papel activo en el respaldo a las guerras de Ucrania y Rusia, y la de Israel contra el Movimiento de Resistencia Islámica Hamas en Gaza.
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