Los objetos, pertenecientes a la cultura Ashanti, fueron devueltos a su lugar de origen, el Palacio Manhyia, de donde fueron robadas en circunstancia nunca aclaradas.
El Imperio ashanti fue una entidad creada por los miembros de la etnia ashanti (también nombrada asante) perteneciente al grupo de los akan, cuyo esplendor se extendió desde 1701 hasta 1957 en el territorio cercano a la Costa de Oro, en el oeste de África, en lo que hoy es Ghana.
Las piezas fueron recibidas con rituales y ceremonias de la cultura ghanesa además de su valor sentimental y cultural, tienen interés económico por aportar nuevos atractivos para el turismo.
Además, la devolución de los objetos a sus legítimos propietarios abre un resquicio de esperanza a países de África, Asia y Medio Oriente de los cuales los gobiernos coloniales robaron piezas de valor histórico y cultural para exponerlas en los museos de las metrópolis y en colecciones privadas.
El caso más reciente de saqueo ocurrió en Irak, durante la invasión militar y ocupación estadounidense hace apenas dos décadas, pero no fue el único ya que la puerta de Ishtar, en la antigua Babilonia, fue desmontada en piezas y trasladada a un museo en Alemania hace más de un siglo.
En esa ciudad, donde estaban los jardines colgantes, una de las maravillas del mundo antiguo, el robo de piezas, abarcó todo lo que fue posible subir a los barcos.
La única que se salvó del expolio fue el León de Babilonia, una escultura de basalto negro con un peso de siete mil kilogramos, demasiado pesada para los medios de transporte de la época colonial.
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