Durante un acto en homenaje a Sandino en el aniversario 90 de su asesinato, el jefe de Estado resaltó el documento con el que el general de hombres libres declaró el inicio de la lucha contra la intervención norteamericana en Nicaragua.
En la ceremonia, celebrada en el centro de Convenciones Olof Palme de esta capital, a la que también asistió la vicepresidenta Rosario Murillo, Ortega expresó que el manifiesto de Sandino sigue vigente porque la lucha continúa y los imperialistas de la tierra no han desaparecido.
“Los pueblos no se rinden, los pueblos no se venden jamás”, manifestó el gobernante centroamericano ante una nutrida representación de la juventud sandinista 19 de julio que participó en el homenaje al héroe nacional.
Aludió al referido texto que hace un llamado a la conciencia patriótica, a la batalla por la soberanía y autodeterminación, y rememoró cómo Sandino asumió la lucha sin exigir nada para él mismo, ni siquiera un palmo de tierra para su sepultura. «Acepto la invitación a la lucha, y yo mismo la provoco, y al reto del invasor cobarde y de los traidores a la Patria, contesto con mi grito de combate y mi pecho y mis soldados formarán murallas donde se lleguen a estrellar legiones de los enemigos de Nicaragua (…)”, citó Ortega.
En ese sentido, el mandatario hizo referencia a otro fragmento del escrito de Sandino en el que expresó: “podrá morir el último de mis hombres, el último de mis soldados, que son los soldados de la libertad de Nicaragua, pero antes, más de un batallón de los vuestros, invasor rubio, habrán mordido el polvo de mis agrestes montañas».
Durante su intervención, Ortega rindió homenaje a todos los héroes y mártires que abonaron con su sangre santa a la lucha por la libertad de Nicaragua.
“El mes de febrero, como todos los meses del año, las fechas heroicas están presentes (…) cada día la sangre santa corriendo de los héroes y de los mártires en todos los municipios de nuestro país en las batallas contra el imperialismo, en las batallas contra el somocismo”, enfatizó.
Calificó a Sandino como el padre de la Revolución nicaragüense y de la lucha antimperialista y afirmó que por los héroes de este país juran continuar la lucha.
El 21 de febrero de 1934, Sandino fue apresado y asesinado junto a sus lugartenientes generales Francisco Estrada y Juan Pablo Umanzor, tras asistir a una cena invitados por el entonces presidente Juan Bautista Sacasa en el Palacio Presidencial, ubicado en la Loma de Tiscapa.
El entonces director de la Guardia Nacional, Anastasio Somoza García, planeó el asesinato del general Sandino con la firma de un documento con 14 miembros de ese cuerpo militar.
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