Según un comunicado de la Oficina de Desechos Espaciales de esa agencia, junto con una red de vigilancia internacional, se mantienen monitoreando y rastreando el satélite de observación ERS-2, el cual se prevé haga su reingreso este miércoles, con unas 15 horas de incertidumbre.
Aunque ERS-2 tiene una masa estimada de unas cinco mil 57 libras (dos mil 294 kilogramos exactamente), después de agotar su combustible, será similar en tamaño a otros desechos espaciales que reingresan a la atmósfera terrestre cada semana, por lo cual no representa peligro.
Cifras de la ESA revelan que las posibilidades de que una persona resulte herida por desechos espaciales cada año son menos de una entre 100 mil millones, aproximadamente 1,5 millones de veces menos que el riesgo de morir en un accidente en el hogar.
De acuerdo con las estimaciones de la ESA, se espera que el objeto espacial se rompa a unos 80 kilómetros sobre la superficie de nuestro planeta y la mayoría de los fragmentos queden quemados en la atmósfera.
La agencia puntualizó que algunos fragmentos podrían llegar a la superficie de la Tierra, pero no contendrán ninguna sustancia nociva y lo más probable es que caigan al océano.
“El reingreso de la nave espacial es natural, sin posibilidad de realizar maniobras, por lo cual resulta imposible saber exactamente dónde y cuándo volverá a entrar en la atmósfera y comenzará a arder, especifica el comunicado. A ello se suma que el momento exacto del reingreso del satélite aún no está claro debido a la imprevisibilidad de la actividad solar, que puede cambiar la densidad de la atmósfera de la Tierra y cómo la atmósfera tira del satélite.
El mensaje de la ESA explica, además, que, a medida que el sol se acerca al pico de su ciclo de 11 años, conocido como máximo solar, su actividad aumenta.
Dicho fenómeno ya tuvo un impacto en la aceleración de la reentrada en julio de 2023 del satélite Aeolus, también de la ESA.
ERS-2 se lanzó por primera vez el 21 de abril de 1995 y fue el más sofisticado de su tipo desarrollado y lanzado por Europa hasta entonces.
Con su similar ERS-1, coleccionó datos valiosos sobre los casquetes polares, los océanos y las superficies terrestres del planeta y observó desastres como inundaciones y terremotos en áreas remotas.
La ESA señala que los datos recogidos por ERS-2 aún se utilizan hoy, a pesar de que en 2011 se decidió poner fin a sus funciones y sacarlo de órbita.
En total, el satélite ejecutó 66 maniobras de desorbitación en julio y agosto de 2011 antes de que la misión concluyera oficialmente el 11 de septiembre.
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