Luego de 15 días de rondas de negociaciones, con más de 200 propuestas y resultados palpables en compromisos camino a las elecciones presidenciales de 2024, prima en la mayoría de los participantes la voluntad de avanzar en unos comicios donde prevalezcan la paz, la transparencia y la no injerencia.
La participación del 95 por ciento de las fuerzas políticas del país en el diálogo evidencia el interés colectivo de lograr definiciones de beneficio nacional en el diseño de las estrategias, que luego redundarían en ganancias individuales de los grupos políticos, sean del oficialismo y de la oposición.
Un solo ejemplo denota el rico debate con 25 fechas distintas propuestas por los partidos políticos, sectores e individualidades para fijar los sufragios, que abarcan todos los trimestres del año 2024.
El primer vicepresidente del Parlamento Pedro Infante lo dejó claro cuando afirmó esta semana que si bien corresponde al Consejo Nacional Electoral como ente rector dirigir, organizar y realizar los comicios, hay un conjunto de sugerencias que se elevarán a la instancia del Poder Electoral.
Mencionó que a pesar de contar con un sistema electoral robusto que garantizó en los últimos años y garantiza la transparencia con una persona un voto, las auditorías previas, durante y después de los comicios, “se pueden ampliar estas garantías electorales”.
También concordaron en el respeto absoluto de los participantes de la mesa de diálogo a la “necesidad imperiosa” de acatar la Constitución y todas las leyes, así como el respeto a la soberanía, la independencia y autodeterminación.
En los debates surgieron, además, una serie de principios como la unidad nacional en torno a la defensa de los derechos históricos de Venezuela sobre el territorio de la Guayana Esequiba y la democracia inclusiva que están construyendo.
Los temas y problemas de Venezuela los “resolvemos los venezolanos”, afirmó Infante.
Un elemento no menor es la decisión entre los grupos políticos de conformarse en una amplia mesa de diálogo que vaya más allá de la discusión de los temas electorales, que constituye un buen paso para seguir dirimiendo las contradicciones entre las partes.
En todo este proceso de debate y discusión, va ya por un cuarto borrador, es la reiterada voluntad de la Asamblea Nacional de que participen todos y nadie quede fuera, por eso fue importante que el sector más extremista de la oposición representado en la Plataforma Unitaria Democrática (PUD) también se sumara.
Sin embargo, el presidente del Parlamento venezolano, Jorge Rodríguez, hizo algunas advertencias y puntualizaciones sobre declaraciones del jefe negociador de la PUD, Gerardo Blyde, que definieron como será el “juego” de ahora en lo adelante con ese grupo de derecha.
Blyde manifestó ante la prensa, un día después del encuentro en el Palacio Legislativo y con la facilitación del representante de Noruega, Dag Nylander, que ellos eran la única y verdadera oposición, lo cual fue interpretado por Rodríguez como un gesto racista y excluyente.
El también miembro de la dirección nacional del Partido Socialista Unido de Venezuela puntualizó que ellos dialogarán con “todos los sectores de la vida política, económica, social, religiosa y cultural” y adelantó que el documento logrado será rubricado el venidero lunes.
“La convocatoria es el lunes próximo para que firmemos todos y el que se quede fuera se quede”, subrayó.
Rodríguez manifestó que el documento es más extenso, tiene más garantías, más elementos vinculados a la elección, es muy similar al firmado en octubre último en Barbados con la PUD y aseguró que estos lo pueden firmar porque “sus propuestas están recogidas”, pero no lo firmaran “por racistas”, aseveró.
Una decisión trascendente anunciada por el titular del Poder Legislativo fue que a partir de ahora no habrá más diálogo con este sector opositor en el extranjero y todos se realizarán en Caracas o cualquier ciudad de Venezuela, pero “no en el exterior”, reafirmó.
El diputado agradeció con todo afecto y respeto a los Gobiernos y pueblos de México y Barbados que “tanto ahínco pusieron” de servir de sede en las mesas de diálogo.
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