El fallo del miércoles último es ‘un peligro para la paz pública y podría provocar un estallido’, manifestó el funcionario, quien anunció que la policía apelará la sentencia, según la versión electrónica del diario The Jerusalen Post.
Si bien varios tribunales israelíes en el pasado dictaminaron que los judíos pueden rezar allí, las fuerzas del orden evitan acatar esos fallos para evitar la ira palestina y del mundo musulmán en general, que considera a la Mezquita de al Aqsa, dentro del recinto, su tercer lugar más sagrado.
El Estado de Israel aboga por la libertad de culto y oración para todos, sin embargo, en vista de las implicaciones de seguridad se debe mantener el statu quo, subrayó Bar Lev.
Mientras, las diversas fuerzas palestinas llamaron a una movilización general en defensa del lugar.
‘Con nuestra sangre y alma te defenderemos al Aqsa’, corearon cientos de palestinos al término del rezo de este viernes, en medio de un fuerte dispositivo de seguridad israelí.
La tensión coincide con el aniversario 31 de la masacre de 21 palestinos en el recinto por parte de la policía de Tel Aviv.
El sitio sagrado es venerado tanto por musulmanes, que lo llaman Explanada de las Mezquitas, como por judíos, que lo conocen como el Monte del Templo.
Para los primeros porque en su interior está la Mezquita de Al Aqsa, mientras para los segundos porque allí se construyeron sus dos templos bíblicos.
Según los acuerdos alcanzados hace décadas, a los judíos solo se les permite visitar el área, con numerosas condiciones, pero no rezar.
Esta comunidad realiza sus plegarias en el muro occidental, conocido como Muro de los Lamentos o de las Lamentaciones, que constituye una barrera exterior de la Explanada y representa el único vestigio el segundo templo bíblico, construido por el rey Herodes.
La explanada de las Mezquitas forma parte de la ciudad vieja, ubicada en la parte oriental de la metrópoli, ocupada por el ejército de Israel durante la guerra de 1967.
En 1980 ese país declaró a toda la urbe como su capital eterna e indivisible, una postura rechazada por la comunidad internacional, que considera la zona este como parte del futuro Estado palestino.
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