Recientemente en su informe ‘Covid-19 y Vacunación en América Latina y el Caribe: desafíos, necesidad y oportunidades’, la Unesco reconoció el liderazgo regional de esta isla en ese terreno.
Como señalan especialistas de este archipiélago, lo anterior no es un logro fortuito, sino resultado de los esfuerzos de la Revolución cubana desde 1959 para impulsar las ciencias como parte de la una estrategia trazada por sus principales líderes para alcanzar el progreso nacional en todos los órdenes.
Así, en 1964, en una reunión sobre las líneas de trabajo del Instituto Cubano de los Derivados de la Caña de Azúcar (Icidca), el Comandante Ernesto Che Guevara, ministro de Industrias entonces, expresaba una concepción clara de lo que hoy es la biotecnología:
‘El futuro del Icidca–dijo- está en el énfasis cada vez más creciente de los procesos de fermentaciones que puedan permitir al Instituto tener una tecnología avanzada en ese aspecto’.
‘Debemos prepararnos -sugirió- para desarrollar tecnologías que nazcan de las condiciones de nuestro suelo, de nuestra materia prima, de nuestro ambiente cultural y de nuestro desarrollo actual para dar al mercado cubano y al mundial los productos de nuestro suelo hasta el máximo permitido por la técnica’.
En conversación este fin de semana con Prensa Latina, expertos de ese centro señalaron que con esas palabras el destacado revolucionario enfatizaba en las líneas perspectivas de la naciente institución y mostraba una percepción clara de la importancia de lo que hoy llamaríamos segunda generación de biotecnologías.
Actualmente el Icidca enfoca sus proyectos de investigación en temáticas que dan respuesta a los problemas más inmediatos, vinculados con las prioridades económicas y sociales del país como: la salud, la alimentación, la energía renovable, los sistemas de informatización y la exportación.
Sus principales programas de investigación- refiere su actual directora, Mariela Gallardo- se centran en el desarrollo de nuevos bioproductos o mezclas más efectivas de ellos, utilizando subproductos del proceso de fabricación de azúcar.
También en el perfeccionamiento de las tecnologías de producción de cera de caña y ampliar la utilización de sus subproductos, y en la integración de tecnologías para el incremento de la eficiencia energética de procesos de producción de azúcar y otros derivados.
Con sus resultados y los desarrollos en proceso, el centro introdujo en la agricultura cañera y no cañera nueve tipos de bioproductos, trabaja en otros tres a corto plazo, así como en la validación de cuatro mezclas de bioproductos, cuya combinación y concentración contribuye a potenciar los efectos sobre los cultivos.
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