En el comienzo de la segunda semana de la sesión 46 del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, la funcionaria intervino en un panel sobre los Derechos de los Niños y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, foro en el cual recordó que la comunidad internacional tiene esta década para lograr las metas fijadas en 2015.
La Agenda 2030 proyectó un mundo con un futuro más justo y equitativo para todos en un planeta sano, lo que pasa por garantizar los derechos de las generaciones más jóvenes, subrayó.
Sin embargo, Bachelet advirtió que la discriminación, las desigualdades, la falta de voluntad política, las inversiones inadecuadas y otras barreras convierten el bienestar de los niños en una aspiración más que en una realidad y amenazan con frustrar la prioridad de romper el ciclo del sufrimiento generacional.
Debemos identificar a los menores más vulnerables y bajo mayor riesgo, porque no podemos separar el futuro del mundo del de sus nuevas generaciones, insistió.
De acuerdo con la alta comisionada para los Derechos Humanos, la pandemia de la Covid-19 agravó aún más el escenario, al aumentar la pobreza y las brechas sociales, así como amenazar con retrocesos en el camino avanzado.
La cifra de niños viviendo en la pobreza aumentó en 142 millones, muchos tienen hambre y corren riesgo de quedar sin hogar y de no regresar a clases, mientras otros enfrentan conflictos, son obligados trabajar y se convierten en víctimas del matrimonio, el tráfico y la explotación infantiles, lamentó.
Bachelet consideró que la Covid-19 expuso la pandemia de la desigualdad y su severo impacto entre los más vulnerables, como los discapacitados, los migrantes y los afectados por guerras.
Las nuevas generaciones demandan sociedades en las que las personas y el planeta sean situados en primer lugar; frente a la pandemia, para recuperarnos o nos unimos o fallamos, señaló en el Consejo de Derechos Humanos.
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