Esa empresa –asentada en Shenzhen- está sumergida en un escándalo por la deuda que acumula y hoy regresó a la plaza de Hong Kong tras casi tres semanas fuera del mercado financiero.
Pero el retorno fue infructuoso y además los títulos de la filial en cuestión, la Evergrande Property Services, descendieron ocho por ciento.
El conglomerado planeaba vender dicha unidad a la hongkonesa Hopson por dos mil 577 millones de dólares, pero anoche tuvieron desacuerdos y terminaron las negociaciones con ruptura.
Con esa operación Evergrande se proponía aligerar sus problemas de liquidez, los cuales conllevaron a deudas internacionales por encima de los 300 mil millones de dólares y hasta impactó en el lento crecimiento de la economía china en el tercer trimestre de este año.
Ahora la empresa tratará de discutir con sus acreedores la renovación o extensión de las deudas, pero adelantó que no garantiza ser capaz de cumplir con las obligaciones financieras.
Esta semana concluirá la prórroga de 30 días concedida para que abone los intereses de un bono ‘offshore’ -unos 84 millones de dólares- que debía saldar el pasado 23 de septiembre. Si no lo hace, entonces caerá oficialmente en impago.
Pese a la inquietud que despertó la cuestión de Evergrande, la víspera el viceprimer ministro chino, Liu He, indicó que los riesgos del mercado seguirán bajo control y no afectarán mucho a las necesidades razonables de capital.
Igualmente, el presidente del Banco Central, Yi Gang, comentó que por ese caso solo se esperan impagos, cierre de algunos sitios de construcción e incertidumbre en la entrega a tiempo de viviendas pagadas por adelantado.
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