‘Ese asedio fue un comportamiento criminal, simple y llanamente, y nosotros, en el FBI lo vemos como terrorismo interno’, dijo Wray a los legisladores del Comité Judicial del Senado.
El funcionario añadió que esa agencia recibió más de 270 mil pistas de estadounidenses que ayudaron a su oficina a identificar a las numerosas personas que supuestamente participaron en la incursión.
La acción violenta, según el liderazgo demócrata del Congreso y otras personalidades, estuvo incitada por el expresidente Trump, y devino el motivo principal de que a este se le sometiera a juicio político por incitación a la insurrección, un proceso en el cual fue absuelto. ‘Ciudadanos de todo el país nos enviaron sus informaciones a través de medios digitales, algunos incluso dieron el doloroso paso de entregar a sus amigos o familiares’, dijo.
Sin embargo, según el diario The Hill, al ser interrogado por los legisladores, Wray se resistió a atribuir la acción contra la sede del Congreso a una sola ideología extremista, y argumentó que el grupo de atacantes ‘incluía una variedad de antecedentes’.
Wray señaló que ya fueron arrestados algunos individuos ‘que pondríamos en la variante de extremismo violento por motivos raciales, también blancos, y esas serían las categorías que hasta ahora vemos sobre los sucesos del 6 de enero’.
El FBI arrestó al menos a 280 personas presuntamente involucradas en el ataque al Capitolio y acusó a más de 300.
Wray añadió que la cantidad de casos de terrorismo doméstico investigados por el FBI se duplicó durante su mandato como director del FBI, de aproximadamente mil en 2017 a dos mil para fines de 2020.
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