Griffiths pidió al G-20 (Grupo de los Veinte) que se preocupe por la situación de la población afgana, pues la economía de la nación centroasiática se hunde y la mitad de la población padece hambre, reflejó la agencia de noticias The Khaama Press.
Las necesidades en Afganistán se están disparando por todo tipo de razones, pero la mitad de la población del país está ahora en riesgo de no tener suficientes alimentos para comer, sin saber de dónde vendrá su próxima comida.
Asimismo, la mitad de los niños menores de cinco años corre el riesgo de sufrir desnutrición aguda, añadió Griffiths.
El secretario general adjunto de la ONU rogó a los países del mundo que aporten su dinero para ocuparse de la crisis humanitaria en Afganistán, pues las ayudas son incondicionales, no importa quién gobierne el país ni dónde.
También expresó Griffiths su preocupación por la llegada de la temporada de invierno y pronosticó que deben distribuirse tres veces más los alimentos que son entregados actualmente a cuatro millones de personas en esa nación.
Desde el ascenso al poder del movimiento Talibán, el empobrecido territorio centroasiático está inmerso en una crisis humanitaria y necesita ayuda internacional.
El movimiento insurgente conquistó el país a mediados de agosto último, mientras Estados Unidos y la OTAN sacaron sus tropas tras 20 años de ocupación militar y billones de dólares en gastos de guerra, además de miles de civiles afganos muertos.
Afganistán está actualmente más pobre que hace dos décadas, con cinco millones de desplazados internos y la mayor parte de la población amenazada por la hambruna.
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