En su página oficial, el PT indica que la participación del exmilitar el fin de semana en ese evento «fue una síntesis perfecta de su gobierno y terminó marcada por la violencia, la mentira, la rendición y el aislamiento total».
Denuncia que Bolsonaro protagonizó «escenas que, desgraciadamente, no solo le avergüenzan a él, sino que empañan la imagen de todo Brasil».
Un contraste flagrante, indica, con el prestigio que tenía el país cuando Lula (2003-2011) y Dilma Rousseff (2011-2016) eran presidentes y se relacionaban de igual a igual con los demás líderes del mundo.
El fundador del PT tiene previsto cumplir desde el 11 de noviembre una gira por Europa, donde están marcados encuentros con autoridades de España, Francia, Alemania y la Unión Europea.
Según el partido, tras llegar desmoralizado a Italia haciendo que la economía brasileña tenga la peor previsión de crecimiento para 2022 entre todos los países del G20, Bolsonaro fue sistemáticamente ignorado por los demás jefes de Estado.
Incluso, apunta, en el vestíbulo del evento, «el excapitán fue tratado como un aguafiestas. Mientras todos los demás hablaban en círculos, Bolsonaro se comportó como un pez fuera del agua y, durante la mayor parte del tiempo, solo pudo hablar con sus propios asesores o con los camareros del evento». Finalmente «acabó sentado en un banco del fondo de la sala, sin nadie con quien interactuar, como mostró el sitio web UOL», refiere el PT.
Precisa que al aislamiento, el mandatario de tendencia ultraderechista añadió «otras dos señas de identidad de su gobierno: la mentira y el entreguismo».
Cara a cara afirmó que la economía se recupera bien y luego definió a la empresa petrolera Petrobras, «que él y su ministro de Economía (Paulo Guedes) intentan vender de cualquier manera, como un problema».
«Bolsonaro es un paria internacional, con el que ningún gobernante quiere ser visto. Otra prueba es que el brasileño quedó fuera de la foto que los líderes de la reunión se hicieron frente a la Fontana di Trevi, una de las mayores postales de Roma», remarca.
Sin poder competir con Lula, detalla la organización política, Bolsonaro no tuvo más remedio que apelar a sus viejos amigos: las fake news (noticias falsas).
En una entrevista en la televisión italiana acusó sin pruebas a Lula de tener vínculos con el narcotráfico, pero el expresidente «ni siquiera se molestó en responder a tal locura, limitándose a recordar, a través de su gabinete de prensa, que todo el mundo sabe, en Brasil y en el mundo, que Bolsonaro es un mentiroso», subraya el PT.
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