Analistas coinciden en señalar que Borrell llegó al país tras el descalabro del presidente Jair Bolsonaro en dos cumbres en Europa y llamó la atención que en la agenda de su estancia no figura ningún encuentro con el exmilitar.
Primeramente, los comentaristas políticos califican de intrascendente la reciente presencia de Bolsonaro en la cumbre del G-20 en Roma, marcada además por varios incidentes, como las agresiones de sus escoltas a periodistas brasileños.
También perciben a mal la ausencia del mandatario de tendencia ultraderechista en la conferencia del clima de las Naciones Unidas (COP26) en Glasglow (Escocia), la cual, señalan, denigró la imagen de Brasil y demostró irresponsabilidad ante cuestiones relacionadas con el medioambiente.
Borrell en sus dos días en Perú se reunió con el presidente Pedro Castillo, quien expresó tener la firme voluntad no solo de profundizar los lazos con la UE, sino también «de convocar las inversiones europeas» para el desarrollo de las inmensas potencialidades de su país.
Para el gobernante, la visita del jefe de la diplomacia del viejo continente permitió «constatar que existe un amplio margen para desarrollar e incrementar este tan positivo nivel de la relación con la Unión Europea».
Anteriormente, el alto representante reconoció que el país bañado por el océano Pacífico es su primer destino en América Latina y «con ello quiero demostrar y realzar la importancia que da la Unión Europea a las relaciones con Perú en este momento tan particular de su vida política».
Pese a la baja cobertura de los medios nacionales, trascendió que en Sao Paulo el visitante platicó con representantes del sector privado y este jueves tiene programados encuentros en esta capital con los ministros Carlos Alberto Franco, de Exteriores, Walter Braga Netto, de Defensa, así como con el presidente del Senado, Rodrigo Pacheco.
La UE es el principal socio comercial, político y de inversiones en Latinoamérica, y el recorrido se enmarca en las pretensiones de Borrell de vigorizar las relaciones.
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