Citado por la agencia oficial de noticias Saba, Meftah acusó a las milicias hutíes de ser las responsables del masivo desplazamiento en los distritos de Rahabah, Hareeb, Mahiliah, al Abdiah, Jabal Morad y al Gobah.
Los rebeldes intentan desde febrero apoderarse de Marib, capital de la provincia homónima, rica en petróleo y gas. Los combates allí provocaron numerosas bajas en ambas partes.
El funcionario realizó esas declaraciones durante un encuentro con el director de la oficina del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en Adén, Charles Nazoki.
Meftah llamó a la Unicef y a otras agencias de la ONU a redoblar sus esfuerzos para aliviar las necesidades de los desplazados internos.
Precisamente, ese organismo internacional denunció ayer que en apenas cinco días murieron o resultaron heridos al menos ocho niños por el conflicto, aunque aclaró que “la cifra real podría ser mucho mayor”.
Unicef reveló el pasado mes que unos 10 mil menores perdieron la vida o sufrieron mutilaciones desde el inicio de la guerra, hace siete años.
Por su parte, la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados advirtió que dos tercios de la población de Yemen, unos 20 millones de personas, dependen de la asistencia humanitaria y el 80 por ciento vive por debajo del umbral de pobreza.
Después de años de conflagración, esa nación árabe tiene la cuarta población de desplazados internos más grande del mundo con unos cuatro millones de personas, subrayó.
Las hostilidades estallaron en 2014 cuando la milicia huti lanzó una ofensiva desde el norte y ocupó la capital Saná y amplias zonas del país.
Un año después Arabia Saudita y otros aliados árabes intervinieron en la guerra en respaldo del Gobierno del presidente Abd Rabbu Mansour Hadi, cuyas fuerzas recuperaron algunas áreas.
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