La primera estancia de un sumo pontífice en la nación cuna de Abraham ocurre en medio del clima de violencia e inestabilidad política acentuado tras la invasión estadounidense de 2003, a lo cual se une la pandemia de Covid-19 con cifras superiores a los 700 mil casos y 13 mil fallecidos.
En esas circunstancias, el trigésimo tercer viaje de Francisco al exterior transcurrirá rodeado de medidas de seguridad más estrictas que de costumbre, además de las dispuestas para prevenir el contagio, como las restricciones de acceso a lugares y las usuales aglomeraciones en los recorridos papales.
En un mensaje de vídeo dirigido la víspera al pueblo iraquí, el papa delineó los objetivos principales de la visita y sus compromisos en Bagdad, la llanura de Ur y las ciudades de Najaf, Erbil, Mosul y Qaraqosh, en la planicie de Nínive.
El pontífice afirmó que viaja como peregrino de paz, en busca de la fraternidad, ‘motivado por el deseo de rezar juntos, incluso con los hermanos y hermanas de otras tradiciones religiosas, en el signo del padre Abraham, que reúne en una única familia a musulmanes, judíos y cristianos’.
Las cuestiones ligadas a la fraternidad y amistad social han estado siempre entre mis preocupaciones, indicó el papa en su encíclica ‘Hermanos todos’, en la cual recordó el documento sobre la Fraternidad Humana suscrito con el Gran Imán Ahmad Al-Tayyeb en Abu Dabi, el 4 de febrero de 2019.
No fue un mero acto diplomático, sino una reflexión realizada en el diálogo y el compromiso conjunto, apuntó entonces.
En su mensaje de vídeo a los iraquíes, el sumo pontífice señaló que ‘anhelo conocerlos, ver sus rostros, visitar su tierra, antigua y extraordinaria cuna de la civilización’
Voy como peregrino, como peregrino penitente, a implorar al Señor el perdón y la reconciliación tras años de guerra y terrorismo, a pedir a Dios consuelo para los corazones y curación para las heridas, indicó.
Al dirigirse específicamente a los cristianos, Francisco dijo sentirse honrado por encontrarse con una ‘iglesia mártir’ y tras agradecerles su testimonio, pidió ‘que los numerosos mártires, demasiados, que ustedes han conocido nos ayuden a perseverar en la fuerza humilde del amor’.
El aliento a la comunidad cristiana diezmada por la violencia y el terrorismo es otro de los objetivos de la visita, en cuya primera jornada el obispo de Roma será recibido por las más altas personalidades del Estado y Gobierno, tras su arribo estimado a Bagdad a las 14.00, hora local.
A continuación, sostendrá encuentros por separado con otras autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático, así como con los obispos, sacerdotes, religiosos, seminaristas y catequistas.
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