Durante una rueda de prensa junto al primer ministro húngaro, Viktor Orban, de visita en esta capital, Erdogan calificó de “acto de gran ingratitud» culpar a Ankara por el éxodo de migrantes y acusó a Atenas de condenar a los refugiados a una muerte segura en aguas del mar Mediterráneo.
Grecia se convirtió en una base militar de Estados Unidos, afirmó el mandatario turco en relación con el despliegue militar en la región de Alexandroupoli, en el norte heleno.
Gran cantidad de helicópteros, vehículos aéreos no tripulados, tanques, cañones y artillería provenientes de Estados Unidos están emplazados en esa zona para realizar un simulacro de gran importancia que involucrará a Rumanía, Bulgaria, los Balcanes y Europa central, informaron en su momento medios de comunicación griegos.
Más tarde Erdogan destacó el alto volumen de intercambios comerciales bilaterales y agradeció a Orban y las autoridades de esa nación la devolución de más de un centenar de piezas históricas a suelo nacional.
Esta cooperación muestra a todo el mundo que la lucha conjunta es efectiva contra el contrabando de bienes culturales, expresó el mandatario quien destacó además el apoyo recibido desde Budapest en relación con el proceso de adherencia de este país al bloque comunitario.
Turquía acoge hoy a unos 4 millones de refugiados, lo que la convierte en la nación que alberga más cantidad de migrantes en todo el orbe.
Desde la UE llueven críticas contra Ankara a cuyo gobierno acusan de utilizar a los indocumentados para ejercer presiones políticas.
En 2020 Turquía abrió la frontera con Grecia y dio paso libre a los migrantes lo que provocó el despliegue de la Policía y el Ejército de ese último país para mitigar lo que Atenas consideró como un “ataque híbrido”.
De su lado las autoridades turcas sostienen que Grecia envía a los indocumentados a su territorio de forma ilegal.
Esa disputa es solo un capítulo más del contencioso bilateral que incluye temas religiosos, culturales y limítrofes.
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