El ataque es secuencia de acciones similares ejecutadas por grupos de hombres armados que saquean localidades nigerianas y secuestran a funcionarios, alumnos de escuelas y lugareños por cuya liberación exigen rescate en metálico.
Las inexistencia de demandas políticas, como las presentadas por los movmientos islamistas Boko Haram, basado en el estado nororiental de Borno, y Estado Islámico en la Provincia de África Occidental, permite a las autoridades calificar a los perpetradores de “bandidos”.
El presidente nigeriano, Mohamadu Buhari, prometió en un reciente comunicado a la nación exterminar a esas bandas, a cuyos integrantes catalogó de “enemigos de la humanidad”, pero hasta el presente los esfuerzos del ejército no han rendido frutos significativos, como demuestra la masacre más reciente.
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