«La clase trabajadora de Sao Paulo está en las calles este sábado en la Marcha contra el Hambre. No soportamos más la miseria causada por el gobierno de (Jair) Bolsonaro», escribieron los organizadores en redes sociales.
Denunciaron que «el alto costo de la gasolina, los alimentos, la falta de ayuda de emergencia y el fin de Bolsa Familia (programa que contribuye a combatir la pobreza y la desigualdad), arrojan cada vez más a la gente a la invisibilidad».
Guilherme Boulos, líder de los movimientos y definido por el Partido Socialismo y Libertad como precandidato a la disputa por el gobierno del estado en 2022, acompañó toda la marcha en territorio paulista.
El portal Brasil de Fato asegura que, con miles de personas, las protestas no solo tuvieron lugar en Sao Paulo, sino también en capitales como Aracaju, Belo Horizonte, Goiânia, Maceió, Porto Alegre, Recife y Río de Janeiro.
Asimismo, en Ceilandia, región administrativa del Distrito Federal, y en la ciudad Montes Claros, en el estado de Minas Gerais (sureste). Los manifestantes llamaron la atención sobre la inflación alimentaria, que compromete la nutrición de millones de brasileños.
En solo dos años, el número de personas hambrientas pasó de 10,3 millones a 19,1 millones, según la Encuesta Nacional sobre Inseguridad Alimentaria en el Contexto de la Pandemia de Covid-19 en Brasil, elaborada por la Red Brasileña de Investigación sobre Soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional.
Actualmente, casi 117 millones de personas viven con algún grado de privación alimentaria en el gigante suramericano.
Esto incluye a aquellos que no tienen acceso a los alimentos o que solo pueden permitirse productos de mala calidad, ultraprocesados y no naturales, que son más baratos. La subida de precios ya supera este año un 30 por ciento.
«Los movimientos sociales, que desde el inicio de la pandemia actúan en las periferias de las grandes ciudades, se dan cuenta de lo alarmante de esta situación», afirmó Josué Rocha, coordinador del MTST.
Para nosotros, advirtió, además de las acciones de solidaridad colectiva que venimos realizando desde el principio, es el momento de llamar la atención sobre esta cuestión.
«No es aceptable que uno de los mayores productores de alimentos del mundo tenga que enfrentarse a que parte de su población pase hambre», recalcó.
Consideró que «todo esto es responsabilidad de un gobierno genocida, que no ha resuelto el problema de la pandemia (de Covid-19) y sumió al pueblo en el hambre».
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