Según un documento oficial filtrado a la organización, en el caso de Siria, por ejemplo, de los 137 millones de libras (unos 190 millones de dólares) prometidos el año pasado solo se entregarían ahora poco más de 47 millones de libras (65 millones de dólares).
Los recortes para Libia y Somalia estarían entre el 63 por ciento y el 60 por ciento, respectivamente.
El gobierno conservador británico, que según openDemocracy no desmintió las cifras mencionadas, anunció el lunes pasado que solo entregará a Yemen este año 87 millones de libras esterlinas (121 millones de dólares), un 54 por ciento menos que lo aportado en 2020.
La reducción de la ayuda internacional, que las autoridades justifican con las dificultades económicas provocadas por la pandemia de Covid-19, es criticada por políticos y organizaciones benéficas, por igual, por considerar que acentuará el terrorismo, la emigración y la crisis de los refugiados.
Reducir el apoyo a países que atraviesan por varias crisis humanitarias podría provocar devastación y llevar a algunas de las poblaciones más vulnerables a pasar hambre, y a colapsar sus precarios sistemas de salud y privarlos de agua potable, alertó la legisladora laborista Preet Kaur Gill.
Varios diputados del gobernante Partido Conservador, entre ellos Andrew Mitchell, también criticaron esta semana la decisión del gobierno, y exigieron que el tema sea sometido a votación en el Parlamento.
De su lado, el activista de LiveAid Bob Geldorf acusó al primer ministro Boris Johnson de traicionar de forma grotesca el compromiso del Reino Unido y de su propio partido, y de fallarle a algunos de los pueblos más hambrientos del mundo.
Tras su llegada al poder, los Conservadores se comprometieron al 0,7 por ciento del Producto Interno Bruto del país a la ayuda internacional para el desarrollo.
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