Durante su estancia en la nación árabe, castigada en las últimas décadas por la guerra, la violencia, el terrorismo y la inestabilidad política, el sumo pontífice cumplió un intenso programa de actividades como peregrino de la paz en la cuna de Abraham, referente común para judíos, musulmanes y cristianos.
Tras el arribo al aeropuerto capitalino de Ciampino, Francisco se dirigió a la Basílica de Santa María Maggiore a rezar ante la imagen de la Virgen Salus Populi Romani (Salvación del pueblo romano), en cuyo altar depositó un ramo de flores traído desde Iraq, indicaron medios vaticanos.
En un mensaje dirigido al presidente iraquí, Barham Salih, poco después de partir de Bagdad, el papa expresó su profunda gratitud a él y ‘al querido pueblo de Iraq’ por la calurosa bienvenida y generosa hospitalidad.
Con fervientes buenos deseos y oraciones por la paz, unidad y prosperidad de la nación invoco sobre todos las copiosas bendiciones del Dios Altísimo, indicó.
mgt/fgg