Una semana después de conocerse la absolución de Kyle Rittenhouse, el joven que mató a dos personas durante las protestas antirracistas de 2020, el caso tiene repercusiones y sacude un ambiente político ya tenso y polarizado camino a las elecciones legislativas de medio término de 2022.
Tras varios días de deliberaciones, los 12 integrantes del jurado declararon inocente al adolescente de los cinco cargos que enfrentaba: dos de homicidio, uno de intento de asesinato y dos acusaciones por poner en peligro la seguridad de forma imprudente.
Ellos consideraron que los disparos mortales contra Joseph Rosenbaum, de 36 años de edad, y Anthony Huber (26) fueron en legítima defensa, así como el intento de homicidio contra Gaige Grosskreutz, quien también fue agredido por el imputado aquella noche del 25 de agosto, pero sobrevivió.
El ahora joven de 18 años era aún menor de edad cuando presionó el gatillo de un rifle semiautomático AR-15 durante las manifestaciones contra el racismo y la brutalidad policial ocurridas en Kenosha luego de que dos agentes del orden le dispararan al afroestadounidense Jacob Blake, el cual quedó paralizado de la cintura hacia abajo.
A raíz del veredicto, múltiples han sido las reacciones, desde el presidente Joe Biden, que admitió su «enfado» y «preocupación» por la sentencia y urgió a la ciudadanía a respetar la resolución y expresar sus puntos de vista pacíficamente, hasta el exmandatario Donald Trump, capaz de alabar a Rittenhouse y su derecho a la autodefensa.
En la misma línea del exgobernante, el fallo fue aplaudido por conservadores, incluso los representantes republicanos Madison Cawthorn y Matt Gaetz le ofrecieron al joven una pasantía en el Congreso, y la organización Gun Owners of America anunció la donación de un rifle AR-15 al recién declarado inocente.
Del otro lado están quienes sienten indignación porque el sistema judicial estadounidense una vez más protegió a un asesino racista, tal como comentó el piloto de nascar Bubba Wallace al señalar que Rittenhouse habría sido condenado a cadena perpetua si fuera negro.
Familiares de uno de los baleados manifestaron en un comunicado que el veredicto envía el mensaje inaceptable de que los civiles armados pueden aparecer en cualquier pueblo, incitar a la violencia y luego utilizar el peligro creado como justificación para disparar a las personas en la calle.
Grupos de control de armas y activistas de derechos civiles advirtieron que el resultado del proceso podría desencadenar un estallido de vigilancia de individuos que deciden tomar su visión de la justicia en sus propias manos y hacer cumplir su voluntad de forma violenta, lo cual podría desatar la anarquía y amenazar el derecho de protesta de la Primera Enmienda.
Este caso, revelador de las fracturas en la sociedad estadounidense, también representa, a juicio de analistas, la extensión de la impunidad no solo a quienes asesinan a afrodescendientes, sino incluso a los atacantes contra personas blancas –como lo eran las tres víctimas mencionadas– que levantan la voz para acabar con el racismo institucional existente en la autoproclamada “mayor democracia del mundo”.
(Tomado de Orbe)