Tras fuertes retrocesos, la criptomoneda se colocó nuevamente en el entorno de los 54 mil dólares, máximos de dos semanas y en la mira de alcanzar sus cotas históricas impulsadas por el respaldo de grandes inversores como el banco de inversión Goldman Sachs.
Ese ente financiero anunció a inicios de marzo que reanudaría sus operaciones con criptodivisas y aseguró que existe una importante demanda de activos digitales por parte de los inversores institucionales.
Paralelo a ello, las repentinas declaraciones del multimillonario noruego Kjell Inge Røkke sobre sus intenciones de crear una empresa centrada en el bitcoin como único activo de tesorería catapultó al alza la cotización de la moneda virtual.
A finales de febrero la criptodivisa superó los 58 mil dólares para perder en apenas dos días unos 10 mil dólares y ubicarse posteriormente en unos 48 mil 700 dólares, lo cual representa un descenso en torno al 12 por ciento.
Ello ocurrió hace unas semanas cuando la espiral ascendente del bitcoin tomó una fuerza vertiginosa y el valor de la divisa digital se disparó por primera vez hasta los 50 mil dólares, entre otros motivos, debido al respaldo de grandes empresas como Tesla –fabricante de automóviles eléctricos-, al anunciar que realizaría inversiones en la criptomoneda por unos mil 500 millones de dólares.
Según el gigante de los autos verdes se trató de una estrategia de inversión para próximamente comenzar a aceptarlo como forma de pago en la adquisición de sus vehículos de lujo. Igualmente, el grupo MicroStrategy -compañía estadounidense de software-, señaló que captó fondos por valor de unos 600 millones de dólares para obtener bitcoins.
A ellos se unieron grupos bancarios y financieros como el banco más antiguo de Wall Street, BNY Mellon, así como Mastercard, al informar que realizarían nuevos proyectos en el sector de las criptodivisas.
Pero la bonanza comenzó a ralentizarse cuando la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, aseveró que el bitcoin es extremadamente ineficiente para transacciones y un alto consumidor de energía.
En tanto, el propio fundador de Tesla, Elon Musk, – impulsor de las compras de esa criptomoneda- estimó en un tuit que el valor del bitcoin estaba demasiado alto. El derrumbe del criptoactivo no se hizo esperar, pues muchos especuladores están muy atentos a cada una de las palabras del magnate.
Por otro lado, ante el crecimiento desmedido de la divisa digital expertos del banco de inversión estadounidense JP Morgan alertaron sobre la insostenibilidad de los precios del bitcoin, su rol como activo de reserva y su rivalidad contra el oro.
Al respecto, JP Morgan advirtió que ahora la liquidez en el mercado es mucho menor para comprar esa criptomoneda que para adquirir el metal dorado.
En este escenario, un estudio del Centro de Alternativas de la Universidad de Cambridge afirmó que si el bitcoin fuera un país consumiría más electricidad anual que Finlandia, Suiza o Argentina.
Esto se debe porque al realizar el proceso de minar la criptomoneda se utilizan servidores gigantescos que no cesan de trabajar y son altos consumidores energéticos. Según investigadores la minería de bitcoin absorbe 121,36 teravatios por hora de electricidad, todo un récord al año causante de un fuerte impacto ambiental, mientras en consumo supera una larga lista de países.
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