En esa dirección el diario The Washington Post divulgó versiones de que los servicios de inteligencia de Estados Unidos descubrieron que Moscú planea una ofensiva militar contra Ucrania a inicios de 2022 en la que participarán 175 mil soldados ya desplegados cerca de la frontera.
El Post informó que los rusos tiene tanques y artillería «recién llegados» con 50 grupos tácticos de combate desplegados. La acumulación se está produciendo actualmente en cuatro lugares diferentes de la frontera pero en territorio ruso, según el documento que no alude a pruebas concretas sobre tales hechos.
Sin embargo, expertos en el tema estiman que el desplazamiento de las tropas rusas es un acto de legítima defensa, un movimiento permisible ante las provocaciones de Occidente, y previene alguna acción de fuerzas ucranianas contra su territorio.
Citado por el Post el informe de inteligencia señaló que existe un amplio movimiento de 100 grupos tácticos de batallones con un número estimado de 175 mil uniformados, junto con blindaje, artillería y equipo.
Como parte de la campaña contra Moscú, un jefe de los servicios de inteligencia ucranianos declaró al Military Times en noviembre que Rusia estaba planeando un ataque contra el país para finales de enero, algo que algunos observadores estiman es parte de las provocaciones y planes de Kiev para justificar una ofensiva contra la región fronteriza.
En esto destaca la intromisión de Washington en la región luego de que el secretario de Estado Antony Blinken señalara esta semana que Biden dirá al presidente ruso Valdimir Putin en una reunión la semana que viene que Estados Unidos saldrá en defensa del país.
Al respecto destacó una reciente valoración de Doug Bandow, investigador principal del Instituto Cato, un tanque pensante de la política estadounidense, que alertó de un posible fracaso de los planes del Pentágono contra Rusia.
Lloyd Austin, Secretario de Defensa de Estados Unidos, hizo una ronda por Europa, donde abogó por la inclusión de Georgia y Ucrania en la OTAN, algo que Moscú adversa. Es una mala idea que tuvo su impulso inicial bajo la administración Bush, prueba suficiente de que debe ser rechazada. Ninguno de los dos países tiene relevancia alguna para la seguridad estadounidense, planteó el analista.
Ambos países tienen historias de líderes imprudentes deseosos de arrastrar a Estados Unidos a la guerra. Ambos son líneas rojas para Rusia -imaginen la reacción de Washington si la Unión Soviética se hubiera entrometido en las elecciones de México y Canadá y luego hubiera invitado a esos gobiernos a unirse al Pacto de Varsovia, preguntó Bandow.
Advirtió que no sería una situación fácil para Washington ya que Rusia tendría más en juego, concentraría una preponderancia de fuerzas en el punto crítico y desplegaría armas nucleares para disuadir a los estadounidenses de aprovechar su plena superioridad.
Moscú se expresa contra la expansión de la Alianza hacia el este, mientras que Washington rechaza las acusaciones de que la OTAN constituya un peligro para Rusia, valoró.
Recientemente, el canciller de Rusia, Serguei Lavrov, advirtió que “la transformación de nuestros países vecinos en un trampolín para el enfrentamiento con Rusia es inaceptable»
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