Bajo el lema «obras manuales espejos de nuestro patrimonio», alrededor de 50 mujeres, artesanos y microempresarios exhiben sus productos y obras manuales en un bazar organizado en la Iglesia de la Santa Cruz en Damasco, con motivo de la aproximación de las fiestas navideñas.
Nazek Kurkum, una de las organizadoras del evento, afirmó a Prensa Latina que el bazar se efectúa en dos ocasiones al año y se convirtió en un ritual de suma utilidad porque promueve las producciones de personas que hace arduo trabajo para superar las dificultades.
Los expositores que representan todos los segmentos de la sociedad siria, buscan generar ingresos para sostener a sus familias mientras las ganancias van a grupos poblacionales necesitados y vulnerables en la sociedad, precisó.
Los productos son muy variados y diversos, e incluyen dulces y alimentos hechos a mano, adornos navideños, vestimentas y joyerías, hechas por mujeres y hombres que demostraron que la guerra no pudo socavar su voluntad de seguir buscando vías para sobrevivir y ayudar a los demás.
Otros supervisores indicaron que los mercadillos son eventos culturales, sociales y económicos que resaltan la cultura diversa de Siria y su integración durante las sucesivas generaciones, y además, muestran el rol productivo de la mujer en las actuales circunstancias.
A su vez, los participantes -que en su mayoría comenzaron sus proyectos hace menos de dos años– aclararon que en estos eventos, promueven sus productos hechos a mano, buscan clientes e intercambian experiencias con otros protagonistas de similares experiencias.
Apoyar las personas con necesidades especiales es también uno de los objetivos de estas iniciativas como afirman los organizadores del bazar “Colores de Siria”, cuyos ingresos se destinan a apoyar el proyecto Sosset Café que brinda oportunidades de trabajo a varios adolescentes y jóvenes con síndrome de Down.
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