El gigante asiático indicó que la medida discuerda con un reciente comunicado de Canberra sobre su voluntad para reanimar los nexos mutuos, severamente afectados en los últimos años tras el veto a Huawei a participar en el despliegue de la red 5G, restricciones comerciales y hasta la pesquisa sobre el origen de la Covid-19.
No obstante, recalcó que la invitación a funcionarios australianos a la cita le corresponde a su Comité Olímpico Nacional y además lo importante será la participación de sus deportistas, no de políticos con posturas radicales.
En ese sentido, China reiteró la bienvenida a los atletas del país oceánico y les deseó un desempeño exitoso durante los juegos de invierno, a celebrarse en febrero próximo.
De esa manera, reaccionó al pronunciamiento hace pocas horas del primer ministro Scott Morrison, quien anunció que no enviará representantes de su gobierno a Beijing-2022 por el supuesto genocidio, establecimiento de campos de reeducación y abuso a las etnias de la región autónoma uigur en Xinjiang.
Pero el mandatario indicó que los deportistas sí competirán en la lid y, de hecho, el Comité Olímpico Australiano ratificó la presencia de la delegación con 40 miembros, aunque respeta la decisión del Ejecutivo.
El movimiento de Morrison siguió al de Estados Unidos, y China prometió contramedidas por considerarlo contrario al espíritu deportivo.
Ayer Beijing advirtió a Washington que con su actitud solo perjudicará el diálogo y la cooperación bilateral en áreas importantes y asuntos internacionales.
“Estados Unidos pagará el precio de su error (…) intenta interferir en las olimpiadas de Beijing con prejuicio ideológico, y basado en rumores y mentiras”, precisó en rueda de prensa Zhao Lijian, vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Aparte de los dos aliados, otras potencias como Reino Unido y Canadá también promueven un boicot internacional contra los juegos por el supuesto maltrato en Xinjiang, región con fuerte presencia de musulmanes.
China negó en reiteradas ocasiones esas acusaciones y auguró el fracaso de una campaña dirigida a politizar las competencias, que convertirán a su capital en la única urbe del planeta en albergar ambas variantes de la lid internacional tras ser anfitriona de la versión veraniega de 2008.
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