Solo en Mayfield, un pueblo del oeste de Kentucky muy golpeado por el fenómeno y con más de 10 mil habitantes, el suministro eléctrico tardará «semanas y meses» en reconstruirse, dijo el director de Gestión de Emergencias del estado, Michael Dossett.
«Estar sobre el terreno te dejará sin aliento», lamentó Dossett sobre los daños catastróficos al comentar a la cadena CNN que resulta «simplemente indescriptible en algunos lugares».
Según reseñan medios locales, de los 88 fallecidos en el país a causa de los tornados al menos 74, entre ellos, una bebé de dos meses, se reportaron en Kentucky.
Otras 14 personas perdieron la vida en Arkansas (dos), Tennessee (cuatro), Illinois (seis) y Missouri (dos).
El gobernador de Kentucky, Andy Beshear, anunció que más de 500 miembros de la Guardia Nacional sigue sobre el terreno en el apoyo a las tareas de búsqueda y extracción, la limpieza de rutas y el control del tráfico.
Beshear advirtió que aún se desconoce el paradero de más de un centenar de personas, la mayoría residentes en Dawson Springs, una ciudad de menos de tres mil habitantes.
Mientras cuatro equipos de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias trabajan en el lugar, al igual que miembros del Cuerpo de Ingenieros del Ejército.
El presidente Joe Biden viajó la víspera a Kentucky donde constató que “la escala de la destrucción es increíble”.
Las fuertes tormentas de su tipo son inusuales en diciembre en América del Norte, pero los meteorólogos alertaron que las temperaturas récord del aire y el agua cálidos en el golfo de México alimentaron esos sistemas, a juicio de expertos.
Estados Unidos ha enfrentado desastres extremos impulsados en su mayoría por el cambio climático: tormentas sin prcedentes ocurridas en febrero en Houston, Texas; los incendios forestales del verano en Idaho, Colorado y California, y el huracán Ida azotó en septiembre a Louisiana, así como sus remanentes a Nueva Jersey y Nueva York.
Biden considera que el país tiene necesidad urgente de hacer más para combatir el cambio climático y prepararse para sucesos futuros; sin embargo, su paquete de gasto social y climáctico valorado en 1,75 billones de dólares aún sigue estancado en el Senado.
De la cifra propuesta, unos mil millones de dólares serían para proyectos de resiliencia climática destinados a defender mejor a la población y sus propiedades de venideras tormentas, incendios forestales y otras tragedias naturales.
msm/dfm