Entre los famosos están los elaborados por Capogiro Gelato, en la ciudad estadounidense de Filadelfia, Pensilvania, hechos artesanalmente, y aquellos que incluyen vainilla bourbon, granada, avellana, canela de Saigón, leche tailandesa de coco, con una pizca de ron, y calabaza.
Una larga lista recorre todo el mundo, y no faltan las creaciones a partir de nata fresca, huevos y azúcar, y las que van desde la cereza tradicional y el pistacho hasta las frutas como el mango y la guanábana. También hay de limón y otros cítricos, chocolate, fresa y almendra.
Para gustos muy raros, la marca Ice Cream City, de Japón, ofrece algunos de los sabores más inusuales del planeta, por ejemplo: pollo a la soja, raíz de orquídea con sal marina y anguila.
En Estados Unidos, el segundo consumidor de dicho alimento después de China, se celebra el Día Nacional del Helado cada 18 de julio, una tradición que comenzó en 1984, y los norteamericanos consideran este postre como uno de los predilectos para compartir con amigos y familiares.
Un estadounidense promedio consume aproximadamente 23 libras de helado cada año, y sus favoritos son: vainilla, chocolate, fresa, galletas y crema, y nuez con mantequilla.
Sus orígenes se remontan a más de dos mil años. Según varias fuentes, fueron los persas quienes lo inventaron. Colocaban nieve en un cuenco y vertían jugo de uva concentrado encima para disfrutarlo como bocadillo.
Durante el Imperio Romano, Nerón Claudio César (54-68) solía enviar corredores a las montañas en busca de nieve, que luego se condimentaba con frutas y jugos. Y los chinos, bajo la dinastía Tang, alrededor del 697, empezaron a congelar los productos lácteos con sal y hielo.
El nacimiento de los helados como se conocen en la actualidad surgió en Nápoles, Italia, donde en el siglo XVII Antonio Latini creó un sorbete a base de leche.
(Tomado de Orbe)
