El platillo fue traído a esta tierra caribeña por negros esclavos procedentes de África occidental, quienes mantuvieron su cultura, adaptada a sus nuevas circunstancias.
Aunque en sus comunidades de origen lo elaboraban con tubérculos, en especial yuca y ñame, acá utilizaron el plátano y se convirtió en el desayuno por excelencia de los dominicanos.
El delicioso “fufú” africano, que luego cambió de nombre en República Dominicana, solía ser servido con sobras de pescado recogidas en las abundantes mesas de los esclavistas, tomates y cacahuete aplastado.
Con la liberación de los esclavos, aquellos restos de comida fueron sustituidos por ingredientes cárnicos como fiambres o carne seca, queso y huevos.
Por su sencillez y alto valor nutritivo, el mangú trascendió barreras sociales y en la actualidad puede comerse en el más humilde restaurante o en un hotel de lujo.
Muchos se preguntan por qué el fufú —término empleado en otros países caribeños— en Dominicana cambió a mangú.
La cultura popular indica que la palabra procede de la época en que los estadounidenses invadieron el país (1916-1924) por primera vez. Según un cuento popular, los soldados norteños al probar ese plato exclamaban “Man, thisisgood”, o sea, “Hombre, esto es bueno”, que al oído de los nacionales sonaba como mangú. La anécdota se cuenta hasta hoy.
No obstante, el Diccionario del español dominicano incluye este sustantivo y lo define como “puré hecho con plátano verde hervido y aceite y mantequilla”.
El pueblo dominicano le ha dado otros significados a la palabra. De manera coloquial, se usa en sentido figurado como “persona débil o influenciable” o “volverse un mangú” cuando alguien reacciona con miedo ante determinada situación. También se emplea de manera contraria. Si se habla de mangú “power” es referencia al símbolo de triunfo en disciplinas deportivas.
Por su valor histórico y referencial, desde 2021 se celebra el Día Nacional del Mangú cada segundo domingo del Mes de la Patria (26 enero al 9 de marzo).
(Tomado de Orbe)